Creo que no fue una buena idea inyectarle hormona del crecimiento al gato.
Cuando alcanzó los dos metros y los trescientos kilos de peso empecé a preocuparme.
¡No soporto sus maullidos!
ñoco, lo peor es cuando lo llevamos al dentista para que le quite el sarro; cada vez que le toca revisión bucal en el mundo hay un manco más y un dentista menos.
Solo a tí se le puede ocurrir darle eso al gato, vivir para ver!.
ResponderEliminar-Pero guapo es y que buen gusto que tiene...
Feliz semana
· Y lo peor llega cuando hay que hacerle la uñas. ¡se pone tan nervioso!
· Saludos
CR & LMA
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Bertha, antes era un gatito enclenque con una sola raya.
ResponderEliminarñoco, lo peor es cuando lo llevamos al dentista para que le quite el sarro; cada vez que le toca revisión bucal en el mundo hay un manco más y un dentista menos.
ResponderEliminarPero.... ¡¡¡y lo cariñoso que es, que???¡¡¡¡ Eso compensa cualquier inconveniente que pueda tener el animalito....
ResponderEliminarNovicia, Borges advertía de "la peligrosa simetría del tigre". ¡Qué gilipollas Borges! Lo peligroso es el tigre, no la simetría.
ResponderEliminarEl osito Mimosín puede hacer mucho más daño que un tigre. ¡Fíate tú de los cariñosos!