Tremendo escándalo.
Los miembros del ministerio de Cultura, esa pandilla de trileros, acaban de premiar a uno de los suyos. Han concedido la medalla al Mérito de las Bellas Artes a este tipejo que se gana la vida con las cartas. Lo mismo que las estrellas del póker y los plastas cartomantes de la TDT de madrugada.
Este hombre es fundador y maestro de una escuela de magia que nada tiene que ver con los cursis remilgados de Hogwarts. Bueno, en realidad la dirige una de sus hijas, pero que un ser así logre tener descendencia es, sin duda, su mejor truco.
Este hombre ya había inventado el violín air un siglo antes de que los freakies organizaran el primer concurso de guitar air.¡ Tachán!
Este hombre es, además, culpable de provocar muchos ataques de risa de mi infancia, en unos tiempos en que había pocos motivos para reír. Con lo subversiva que es la risa. Y la melena...
La mayoría de los hombres somos capaces de serruchar a una mujer y partirla por la mitad, pero sólo algunos ilusionistas son capaces de pegar después los cachos.
Para usar chistera y no resultar ridículo hay que ser o muy muy guapo, o bien feísimo. Con los años a Tamariz le ha quedado la cara como el culo de una gallina vieja. Pero me muero de envidia porque él sigue hipnotizado a las mujeres con su varita mágica.
Lo mismito que Rocco Sifredi.
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