Durmiendo a la fresca

42 grados Celsius equivalen a unos 108 grados Fahrenheit que es casi la temperatura en que un cuerpo humano pasa del estado de ebullición al de combustión espontánea. Cuando una noche de verano el termómetro  alcanza una altura así no queda otro remedio que dormir en el balcón con la cabeza entre los geranios.

Para estas ocasiones todo buen hogar español que se precie cuenta con la inestimable ayuda del colchón Restform.

Hay dos versiones del colchón Restform: la de la Teletienda que viene con motor incorporado y la del Decathlon que viene con un fuelle de pie. Claro, compramos la del Decathlon, mucho más económica, dóndevaaparar. Al anochecer, mientras la parte femenina de la pareja se entafarra la cara con una mascarilla de un verde visceral el varón de la casa ha de hinchar el artefacto a golpe de talón, con el cuerpo muy erguido, los brazos en jarritas y la mirada perdida en el horizonte como si fuese un emperador dispuesto a ampliar las fronteras del Imperio. Para hinchar el colchón es recomendable comenzar a inflarlo 3 horas antes de irse para cama. Es un ejercicio cardiovascular de lo más completo, se trabajan por lo menos 40 músculos  y  se pierden unos ocho litros de sudor por lo que generalmente se opta por dejarlo hinchado ocupando el balcón y las 3/4 partes del salón durante el resto del verano.

En este colchón es desaconsejable practicar el salto del tigre porque un rebote mal calculado y podéis acabar estampando vuestros sesos contra el patio de luces. En realidad es desaconsejable practicar cualquier tipo de sexo porque el ñigo-ñigo habitual se amplifica con el ñigo-ñigo que genera el propio colchón y esto atraerá la curiosidad de los vecinos desvelados por el calor canicular que alzarán las persianas como quien levanta el telón de un espectáculo. Y todo español lleva siempre un crítico dentro. Una mala faena será acogida con abucheos y lanzamiento de almohadillas; sí por el contrario, cosa rara, esa noche inspirados por el calor y el rebotín cuajáis una faena memorable, la premiarán con vítores y ovaciones y os arrojarán claveles desde los balcones vecinos y hasta alguna que otra bota de vino. No pararán de jalearos hasta que salgáis a saludar al tendido con una mano, mientras con la otra intentáis taparos las partes pudendas.

Este tipo de lecho es el equivalente ibérico de las americanas camas de agua. Y como en aquellas el vaivén que genera  cualquier movimiento puede provocar mareo y una leve sensación de náusea. No problem. Como todo lo que se vende en la teletienda viene con regalos promocionales. El colchón Restform te ofrece: una suscripción por un año para Biodramina en la farmacia del barrio, una loción antimosquitos y un par de pinzas para la nariz con las que poder soportar la peste del repelente y el olor a plasticucio del colchón.

La cara noble del colchón tiene una especie de terciopelo que impide que tu piel haga ventosa con el plástico.  En la versión cutre del Restform este terciopelo parece más bien el musgo del tejado de las casas de los pitufos. Además se desprende y destiñe. Alguna mañana en el ascensor, tu vecino, que es un guasón con muy mala baba, te ha preguntado si vas a trabajar o a una convención de freakies admiradores de Avatar, porque si vas a la convención te has dejado la trenza en casa. 

Porque otra característica del colchón es que siempre es azul, vete tú a saber porqué.  Estoy trabajando en una nueva versión en color magenta de lo más fashion que estoy convencido de que me va a hacer rico, porque este país nuestro está lleno de ricos de gusto exquisito dispuestos a pagar lo que sea con tal de poder disfrutar de un poquito de glamour.