No quedan vasos limpios.
Sobre la encimera se apilan las copas llenas de líquidos de extraños colores: verde bilis, maracuyá maduro, violeta listerine, gristurbio y las gamas más sospechosas del marrón.
Hacen falta muchas colillas para llenar un vaso de sidra y sin embargo hay varios llenos.
No quedan vasos limpios. Ni uno.
Hoy he tenido que beber en un trofeo que gané: Subcampeón de brulé por equipos de la Universidad de Sausalito. La copa no era de plata, ni de alpaca. El tiempo reveló que era de algún plasticoide purpurinado. Su placa no es de plata ni de alpaca. Y hay tantas erratas en mi nombre que apenas me reconozco. Hice tan feliz a mi madre aquel día...
A veces creo que tengo demasiados vasos en mi casa. Que todo sería más sencillo si sólo tuviera uno. Al saber que era el único, al saber que era el último, lo lavaría siempre después de cada uso. Lo secaría con mimo y lo expondría refulgente en la vitrina.
Tengo demasiados libros.
Se apilan en las estanterías.
Cada vez me da más pereza abrirlos. Iniciar una expedición alpina desde el sofá hasta el anaquel
Ese ejercicio gimnástico, halterofílico, ese esfuerzo olímpico del pasar las páginas.
Mi biblioteca permanece intonsa, abarrotada de libros virginales. Once mil vírgenes por lo menos, ejemplares.
Tantas letras.
Echo de menos la biblioteca de mis padres. Una colección de literatura rusa a juego con el tresillo y dos novelas de Marcial Lafuente Estefanía que se cambiaban en el kiosko cada semana. Que riqueza en su escasez. Con una biblioteca así cualquiera lee.
Tengo demasiadas neuronas en la cabeza.
Miles de millones.
¿Para qué tantas?
Trato de acabar con ellas. Con alcohol, con drogas, con cirugías catódicas, acostándome a las tantas, las someto a un régimen intenso de hipoxia y apatía. Espero que algún día se suiciden en masa y abandonen mi cerebro despeñándose desde mi oreja como una manada de lemmings desesperados. Que quede sólo una.
Y un pensamiento único.
Para no dispersarse.
Creo que tus neuronas son idestructibles se regeneran con los años.Vamos que hay Pazzos para toda la vita o no?.
ResponderEliminarEn cuanto al menaje estoy contigo contra menos vasos menos se friega.
En cuanto a los libros no estoy al 100.Pero sí que no es mejor leedor o más culto el que maqnipula muchas letras si no el que las sabe intrepretar con coherencia.
Nunca mejor aplicada esta frase que a buen entendedor pocas palabras bastan...
Un abrazo y a fregar esa loza que se te va a invadir la casa jejeje:)
Si sólo tuvieras 1 vaso, tendrías que dejar de fumar, Pazzos. No hay alternativa posible.
ResponderEliminarEntonces, lo del cerebro mononeurnal de los hombres es una leyenda urbana??? :P
No. En serio. Atesoramos demasiadas cosas en las casas... Libros, trofeos, recuerdo de esas comuniones de niños que ni recuerdas, vajilla de más por si vienen invitados que casi nunca vienen... Y si eres un fanático del orden, vale, lo tienes todo bajo control, pero en esas rachas en que la desidia se apodera de ti, es imposible circular por el piso sin tropezarse con algo...
Un beso fuerte, Pzs.
Nunca sabemos qué regalarte porque tienes de todo.
ResponderEliminarUna neurona se sentiría un poco sola ¿no crees?. Pero un grupo de 20 o 30, cabalgando libres por el cerebro... uff, se me pone la piel de gallina pensando en esa estúpida felicidad.
Brother, por muchos gigibytes que dices que le sobran a tu ordenador, es la ultima vez que intento conectarte el Spectrum al Wifi, a no ser que me cambies tu Sony de 54 pulgadas por mi Elbe en blanco y negro.
ResponderEliminarLo de menos es mas no va conmigo, mira que he escuchado veces esa frase de "Cariño, el tamaño no importa" y aun no me la acabo de creer.
Dudo mucho que sepas que es esa humillación, y lo digo con conocimiento de causa, ya que hemos dormido uno encima del otro durante muchos años (por favor no desveles quien dormía debajo).
Me apunto a la destrucción de neuronas y a la castidad librera.. pero no a lo de los vasos... sorry, da asquete, a pesar de lo currado de la gama de colores que has ideado. :)
ResponderEliminarBertha, tenías razón, en mi fregadero han empezado a surgir nuevas formas de vida. Por si acaso he cerrado a cal y canto la puerta de la cocina y no pienso entrar ahí ni por todo el oro del mundo
ResponderEliminarnovicia, no fumo, como el resto de la historia no es más que una sarta de mentiras (mamá, lo de las drogas también). Bueno, para ser sinceros, un poquito de Diógenes sí que tengo. Si habéis leido "Homer y Langley" de Doctorow me entenderéis mejor.
ResponderEliminarHombre Revenido, imagínese una sola neurona con todo el cerebro libre para expansionar sus dendritas, como el árbol de Juanito el de las habichuelas pero en frondoso; con un pedazo de axón que sería la envidia de Einstein.
ResponderEliminarAhora que comunicar no se comunicaría con nadie, pero ¿para qué? La comunicación está sobrevalorada en el siglo XXI. Donde esté el pensamiento onanista y autofecundante...
Pazzos Junior, lo que tengo es una Sony de 56 toneladas jodida en el salón que estoy esperando que vengas para poder bajarla a la basura.
ResponderEliminarLo que pasó en las Vegas se queda en las Vegas, pero creo que no era yo el que más se mojaba cuando me meaba en la litera por la noche.
Señorita Sunshine, aquí bebemos las sidra compartiendo el mismo vaso, economía de escala que se dice. Arrojamos lo que sobra por el lugar en que apoyamos los labios.
ResponderEliminarRecuerdo a un madrileño durante un festival de la sidra que, asqueado por esta costumbre nuestra, muy ingenioso y ufano enjuagaba el vaso en el agua de enfriar las botellas. Para que te hagas una idea el agua empantanada de mi atorado fregadero es un manantial cristalino comparado con el agua de esas tinajas donde, además de enfriar, se lavan las botellas de la mugre del llagar.
Buen finde. Besos para todos que yo voy a dedicarlo a investigar las propiedades lubricantes del Mistol.
Me encantó eso de beber en un trofeo porque ya no quedaban vasos limpios :)
ResponderEliminarBuena semana Manolo !!
montse, hay que darles utilidad a esas copas que no hacen más que acumular polvo en las estanterías. La verdad sea dicha, no he ganado una copa en mi vida, ni siquiera jugando al brulé con lo escurridizo que yo era. La anguila del Cantábrico me llamaban.
ResponderEliminarcuando te quese esa neurona podrias atraparla con en único vaso y guardarla entre las páginas amrillas, que sería el libro unico.
ResponderEliminarqué es el brule?
eSadElBlOg, el brulé era ese juego llamado la quema, dos equipos se arrojan un balón, si te toca quedas eliminado. Gocé de una educación tan refinada que en mi cole lo llamábamos en francés.
ResponderEliminarNo creo que guardar mi última neurona en un vaso mejore para nada lo mal que ando del riego, pero gracias por la idea.