Diarios estelares. La dieta Vulkan
En nuestro transbordador espacial padecemos un grave desarreglo alimentario.
Tenemos una báscula electrónica hiperprecisa de esas que te hablan y que cuando te pasas de arrobas te insultan y te llaman tocino. Y la cabrona tiene más memoria que un rencoroso, no sólo es capaz de recordar lo delgado que estabas hace tres siglos y compararlo con lo fondón que estás ahora sino que aprovecha la menor ocasión para restregártelo por la cara.
Hace unos meses estuvo especialmente grosera conmigo. Debo confesar que me pasé un poco comiendo pasteles en el Pomme Sucré que han abierto en los anillos de Saturno porque esa mañana cuando fui al baño meé crema Chantilly. Pero la ruleta de los kilos se ensañó especialmente conmigo, sebón, culopuerco y megalorza fueron de las cosas más suaves que me dijo. Me dolió tanto que decidí romper con todos mis hábitos alimenticios y ponerme a dieta.
Mantener una dieta sana y equilibrada en el espacio es muy difícil. No podemos hacer footing porque la cápsula es muy pequeña y de lo divertida que es la Ciclostatic ya hemos hablado. La fruta apenas nos dura unas semanas en la nevera y la lechuga que cultivamos en nuestra granja hidropónica la tienen reservada en exclusiva los caracoles que criamos para los experimentos científicos con lo que hemos de resignarnos y sobrevivir varios años-luz de viaje alimentándonos a base de tubitos de pasta de dientes rellenos de fuagrás la Piara. Así que, cuando llegamos a destino, y pillamos un asador nos desquitamos. Ese régimen alimentario produce un desagradable efecto yo-yo. O sea, que en nada de tiempo tu "yo" pesa el doble.
Me puse en manos de un especialista, un endocrino francés muy famoso que ha escrito un libro con su método: La dieta Vulcan. El franchute no me hizo análisis de sangre ni esas antiguallas diagnósticas, se limitó a preguntarme mi signo del Zodíaco. Cuando le firmé el cheque en pago por la consulta él me prometió que si seguía al pie de la letra sus consejos en unas semanas quedaría ligero como un neutrino.
El método Vulcan consiste en comer de todo, sobre todo entrehoras, no privarse de grasas, ni de bollería industrial, ni de chucherías, porquerías ni casquerías. Sólo hay que ser inflexible con una cosa. Hay que controlar periódicamente nuestro peso, pero sólo cuando hagamos parada en un satélite o en un asteroide. Pero tenemos estrictamente prohibido pesarnos en los planetas porque cometer este acto, por un misterioso efecto de la gravedad, podría alterar nuestro karma y arruinar por completo el resultado. Y si algún día quiero saltarme el régimen me dejan pesarme en Plutón; para que luego nos acusen a Vulkan de gurú y a sus seguidores de ser unos fanáticos de una secta rara.
En apenas unas semanas el efecto ha sido milagroso. No sólo la báscula ha dejado de insultarme sino que me piropea y yo creo que ha empezado a tirarme los tejos. El régimen tiene pequeños efectos secundarios como que ando todo el día en calzoncillos por la cápsula porque soy incapaz de meterme en la escafandra y que para poder salir por la escotilla tengo que untarme con la manteca del desayuno; pero estaré eternamente agradecido al doctor Vulcan porque desde que sigo su método la aguja jamás ha vuelto a pasar de los setenta kilos.
El doctor Vulkan ofreciéndome un ligero piscolabis
A mí me gustas así, tal cual, metidito en kilos y chichorretas. Pero si tu encanto reside en otros lugares, coño!! Déjate de tonterías y coge ese flan que tenemos a medias...
ResponderEliminarAdemás, tus riñones y demás vísceras te lo agradecerán, tontín...
Besos de sabores,
Nota: madrugadores para ser dimanche, eh???
¿ Mear chantilly???
ResponderEliminarA partir de ahí he sucumbido a sus encantos...
Soy toda suya. ;)
Muas!!
flower, a partir de ahora los flanes habrá que compartirlos que no está la crisis para dispendios.
ResponderEliminarLos domingos me levanto de buena mañana para acudir a misa de siete.
Blogboreta, para hacer Chantilly es imprescindible tener una buena manga pastelera. Relámete un poco que te ha quedado algo de crema en la comisura ;)
ResponderEliminarYa nos pondras una foto de antes y después...A ver si nos animamos unos cuantos con esta dieta que enamora a la báscula...
ResponderEliminarSaludos:)
Bertha, no hace falta foto, sólo usa tu imaginación:
ResponderEliminarAntes era una foca.
Ahora soy una morsa.
Yo me parto contigo, mi querido Pazzos...
ResponderEliminarNo sé si son mejores los comentarios que tus posts. No lo sé...
Pero entre lo que le dices a Blogbo, ya te vale, caracartón, y lo de la morsa, tengo carcajada para un ratico.
Por cierto, yo voy a la de 8. ¡¡Me ganas!!
Muaaaaaaa,
flower, espero que Blogboreta se tome la broma del Chantilly con sentido del humor porque como se lo tome a mal y le dé por cortarme la manga pastelera me veo abandonando la repostería para siempre.
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ResponderEliminarLo orondo del cachalote
ResponderEliminarno le luce en el cipote.
(¿Ñoña yo? Es de coña...)
Le acuso de oportunista, por sentirse en el espacio como el amo de la pista.
Y a la par de ornitorrinco; que no hay piropo que valga por reducir con la dieta cuatro gramos. Vale, cinco.
Palabra de ñu.
Responda usted: "Te idolatramos, múgenos".
Nancy Botwin, no soy digno de que pastes en mi casa pero una cornada tuya bastará pá adelgazarme.
ResponderEliminarNo te hagas la pelandusca,
puritana pijilina,
pirómana partogénica,
pusilánime perdida,
partisana, perestroika,
patizamba, patachuska,
pitiminí petadicta
passionatta pervertida.
Parece un buen método, el mejor sin ninguna duda. Me refiero a untarse manteca para salir por la escotilla, y siempre he pensado que los caracoles son malos compañeros de viaje... Y no lo digo porque sean lentos.
ResponderEliminarDe todas formas, me he reído muchísimo con tus aventuras...
Abrazo.
Elvis, tienes razón con lo de que los caracoles son malos compañeros de viaje; no dan nada de conversación y, a poco que beben, ¡se pillan cada moco!
ResponderEliminarAunque este tema es tabú para mí - más que nada porque me da por llorar - me sumo a la petición popular: QUIERO FOTO.
ResponderEliminarMi báscula es más hijaputa que la tuya. Me pega en los morros con todos los números sin dirigirme siquiera la palabra.
Un beso, Pazzos.
p.s. La foto, don't forget it.
Pasa de la manteca para la operación de la escotilla. Cuando vuelvas a ver a tu doctor Vulkan, te recomendará unas fajas que él mismo produce y que anuncian (o anunciaban) en el teletienda.
ResponderEliminarMi báscula lo único que pesa son las maletas antes de irme de viaje. Mi autoestima y ella firmaron ese tratado de paz hace tiempo.
Besos!!
Novicia,¡Qué pesaditas con la foto! Hala, ya la tenéis a pie de página.
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ResponderEliminarBkindZanks, se me ocurre a mí pesar a la maleta y mi Samsonite no vuelve a dirigirme la palabra. Menudo carácter y autoestima tiene la muy jodía.
ResponderEliminarJjajajaj, eeeyy, aféitate que en la foto sales como un hippy de los sesenta -eso sí, más entradito en carnes-. Vaya dieta, y yo pasando más hambre que siete para poder lucirme en Marbella este verano. Qué vida tan dura ésta!!!
ResponderEliminarBesos!
Señorita Sunshine, pero si estoy guapísimo con bigote, que me parezco al de la boina de los Cazadores de Mitos.
ResponderEliminarSi en Marbella se encuentra conmigo en traje de baño ¡Aléjese cuanto pueda del borde de la piscina que tengo la manía de hacer la bomba desde el trampolín!
Quistérico se está usted poniendo con esto del insulto de toma y daca. Quisquilloso y quejumbroso, a decirle oso.
ResponderEliminarCuando le sale la vena de quincallero, de quinqui por partida quíntuple, le hago el quiebro quijotesco y me desmarco: quintaesencia de mis risas son sus vilipendios.
Nancy Botwin, he de reconocer que quistérico me ha dolido. Llamarme eso a mí que tengo cutis de magnolia. Si al menos me hubiera llamado Caracráter que es mucho más dulce. Sigo con este duelo rifi-rafe en su casa, que en la mía ya me ha hecho usted bastante sangre.
ResponderEliminarJjaja, me parto... me quedo auí leyendo comentarios, no hace falta salir!
ResponderEliminarGordo, redondo es una forma....luego ESTAMOS EN FORMA!
ResponderEliminarSaludos
Señorita Sunshine, por favor no se parta y por favor, salga. Está usted mucho mejor salida.
ResponderEliminarVale Berto, estaremos en forma, pero por si acaso tú no me llames para montar en bicicleta.
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