Si la vida de un faraón está plagada de miedos la vida de un faraón de 90 años es una enciclopedia del horror. Ha sobrevivido a todas las conspiraciones, a los rencores ocultos que enmohecen a todas las familias. Durante su existencia ha asistido a crímenes de estado, a rebeliones populares, a motines del ejército, a hambrunas devastadoras, a inundaciones del sagrado Nilo, a todo tipo de pestes y calamidades. Venció a todos los desastres, y jamás temió a enemigo alguno. Pero, cuando empezó a sentir el aliento de la muerte en su nuca, se sintió infinitamente débil y vulnerable, atenazado por el mayor terror para un noble egipcio: el olvido.
El faraón sabía que nadie volvería a repetir su nombre con el amor con el que lo llamaba su madre al arrullarlo en la cuna, ni con la intención con la que lo susurraban sus amantes en la cama, ni sembraría el eco de ese nombre el terror en los oídos de los sentenciados. Ni siquiera el odio que había sembrado entre sus enemigos le sobreviviría más allá de dos o tres generaciones. Sabía que su cartucho sería con el tiempo borrado de todas las inscripciones y su rostro desfigurado a golpes de escoplo de todos los relieves, de todas las estatuas. Que su cuerpo, aun encurtido con los más caros bálsamos y fajado en las más ricas telas, sería en pocos siglos un poco de cecina ennegrecida y cubierta de hongos. Que la pirámide más alta erigida en su memoria terminaría con el tiempo fundiéndose con la arena de su base.
Por eso estoy aquí. El martillo y el cincel con los que trabajo me darán muerte en cuanto acabe, así que demoro mi final con estos soliloquios. Bajo el pie de esta estatua, esculpo en su planta su sagrado nombre para ocultarlo de la mirada envidiosa de los hombres. Y se preservará en el secreto del olvido hasta que tú, dentro de cien siglos, resucites al faraón al pronunciar su nombre: RAMSÉS
Sol, arena, desierto. La estatua de un hombre que para nada aparenta noventa años. Para nada, para nada. Tal vez un poco hierático,pero aún hoy provoca suspiros...
ResponderEliminarEl poder del photoshop cincelado.
Mi sincera admiración para el autor.Y mi gratitud por el placer que nos proporciona.
No cabe duda que, todo lo faraónico es para disfrute de unoa pocos y para contemplación y curiosidad de toda la humanidad.-Que bien describes al faraón; que solo es un trozo de cecina ennegrecida...
ResponderEliminarPazzos que profundo su relato.Muy bonito!
Un saludo:)
Vanitas, Vanitas et omnia vanitas...y usted perdone el "latinajo"
ResponderEliminarSaludos Gordo.
P.D Otra vez te pones a escribir en serio, aunque me quedo con aquello del alambique, no se me olvidó, no señor.
ALA, a rascala, que tanto jabón vamos a acabar resbalando..
Lunanueva, muy agudo lo del poder del Photoshop cincelado. Me recuerda un anuncio de la prehistoria de Fajas Soras, escultor de belleza, donde un escultor golpeaba con el cincel los michelines a un maniquí hasta que se le caía la faja.
ResponderEliminarPhotoshop va a precisar mi ego que ha engordado cuatro tallas con tu comentario.
Bertha, no todos los faraones parecen un trozo de cecina renegrido, también está TutanJamón. (Qué malo)
ResponderEliminarBerto,
ResponderEliminarMuleriebus qui deambulant per viam publicam et vos dixent juventutem: ¡Pst! ¡Pst! ¡Morenus venite! Non dudavit: ¡Putannas sunt!
Perdona por el latinajo y el chiste malo.
Pero de dónde sacas estas cosas?! tu cabeza es una mina!!!! :)
ResponderEliminarSeñorita Sunshine, estas cosas salen de darse una vuelta por el Nilo y mientras el guía le da la monserga a los otros turistas, tú escuchas esta historia de la voz del propio picapedrero de Ramsés. Las piedras hablan y en Egipto cotorrean.
ResponderEliminarCreían en otra vida, en nuevas posibilidades para el espíritu tras la muerte primera.
ResponderEliminarEran positivos frente a alfinal , por eso no lo evitaban y le rendían un culto muy lejado del vanitas vanitatem con que nos llenaron después, mucho después, la cabeza.
Si hoy, es usted egipcio, tendrá un nuevo futuro donde de nuevo podrá elegir y tal vez, volver a equivocarse (que es cosa de hombres). ¡Dios mío, yo creo que esto no lo mejora ni quien escribe los horóscopos!
Una prosa exquisita. Saludos.
Anónimo II, no sé si los egipcios serán libres de elegir su futuro algún día (¿acaso lo somos el resto de los mortales?).
ResponderEliminarEscribí y publiqué esto el martes, y a los pocos días el nombre del faraón Mubarak I se inscribe y se borra del Libro de los Muertos una y otra vez. La realidad, la ficción, ¿dónde está la frontera?
Maniolo, en La Semana de la Ciencia del pasado año, estuve muy atenta a una conferencia de un eminente Egiptólogo que todos quedaron maravillados de su muy cierta sabiduría....
ResponderEliminar¡pero que quieres que te diga! a mi me gusta mas leerte a ti...¿Será que aún me dura el compañerismo Almuzareño?..
¡¡¡Perdon ..Manolo..no Maniolo....que no quiero rebautizarte...
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