En la Olimpíadas de Barcelona la selección española de waterpolo se convirtió en un símbolo erótico para media España. Para esa media España que usa Tampax más concretamente. Encontraban irresistibles esos cuerpos en los que un tronco y unas espaldas como un frontón parecían haber sido injertadas en las patas de un señor más bien canijo. No me lo explico...
He estado viendo varios partidos de waterpolo femenino y, tras mucho elucubrar, he acabado por concluir una conclusión de lo más concluyente: aunque formásemos una selección con las chicas de Victoria Secret's en tanga, mientras usen ese gorrito cualquier fantasía erótica se nos va a tomar por culo. Tú le pones ese gorro a la Giselle Bundchen y ya la puedes meter en pelotas entre los marines de la Sexta Flota después de ocho meses de maniobras que no le tocan un pelo. Porque a ese gorrito le pasa lo mismo que a un corte de pelo abertzale: No le favorece a nadie.
Prueba tu misma en casa, mi querida lectora que ahora mismo te sulfuras por la misoginia que destilan mis reaccionarias afirmaciones. ¿Cómo?¿Qué tú no te dedicas al waterpolo y no tienes un gorro de esos? Ningún problema. Ponte esos auriculares modelo José María Garcia que te compraste en el Fnac por una pasta, luego te encasquetas encima el gorrito de silicona de la piscina, estiras de las patillas con fuerza hacia abajo hasta que la goma da de sí y logras amarrarla con un nudo en el barbuquejo. Después te miras al espejo la carita encuadrada dentro de ese marco incomparable ¿Guapa, eh? Como en tu peor pesadilla. Te pongas como te pongas dudas si lo que ves reflejado es la princesa Leia de Star Wars, Rita Barbera en traje de fallera, o la mismísima Dama de Elche.
Algo parecido le pasa a las chicas de la natación sincronizada. Y está vez no es el gorrito el culpable, que lo suelen cambiar por un moño tan estirado que a alguna se le han saltado hasta los puntos de la cesárea a la madre que las parió. Ni tampoco es el maquillaje waterproof que las hace parecer mapaches clónicos al borde de un ataque de nervios. En su caso lo que más destrempa es esa pinza en la nariz. Tú ves una chica con una pinza en la nariz y te imaginas que es una estirada y desdeñosa que siente ascos de sus propios pedos. Y si una chica así no puede soportar sus pedos en cuanto te huela a ti, lo llevas claro. Para más inri desfilan con una sonrisa falsa y los pies muy estirados como si en lugar de por el borde de la piscina estuvieran esquivando charcos de pis en un vestuario atascado.
Y no es que no nos pongan las chicas de la natación sincronizada. Nos ponen. Y mucho... ¡¡¡Nos ponen de los nervios!!! La primera vez que fui a una exhibición de sincro y las vi patalear en el aire como patos pico abajo me tiré al agua para salvarlas porque pensé que les había dado un ataque de epilepsia colectivo. Y en vez de agradecerme el detalle me dieron de collejas y por poco me ahogan. Lo que yo digo. Unas estiradas y unas desdeñosas.
Sea como sea, podemos decir lo mismo de las discípulas de Esther Williams (Que no era negra ni la tercera de las hermanas Williams, no me empecéis a vacilar) que de las chicas del waterpolo: Van a volver cargadas de medallas porque, cuando hace falta darlo todo, ellas son las primeras en mojarse.
Por eso no hago yo natación, por más que me lo recomiende el médico para la espalda... porque siempre he pensado que ese gorro no favorece a nadie.
ResponderEliminarNovicia, ¿Qué llevaban en el pelo las chicas de la sincro ¿les chupó la cabeza una vaca acatarrada?
EliminarExagerado!!! jaja. Además, cuando vi el título de tu entrada en la actualización de mi blog... pensé en Feliciano López... qué desastre. Adiós humedad. :p
ResponderEliminarYo no hago natación porque dicen que la humedad es mala para las articulaciones. No se si será verdad.
EliminarSunshine, ¿Feliciano López provoca humedades? Lo que hay que ver...
EliminarBea nada más, bienvenida. No creo que la humedad sea mala, yo a los pulpos los veo de lo más articulado.
EliminarMe he sometido a las pruebas espejiles que usted refiere y el resultado ha sido tremendo. No diré si tremendamente bueno o tremendamente malo. Lo importante, sea como sea, es la actitud. Y la mía siempre es de super-acción.
ResponderEliminarCreo que podríamos empezar una serie de deportes poco vistos que deberían ser olímpicos. Por ejemplo, y siguiendo con la serie húmeda: "llenado de lavavajillas: rutina artística". Su turno.
Besos acuáticos, Mr. Pazzos.
Mrs Nancy, entre las disciplinas injustamente excluidas del calendario olímpico está el "lanzamiento parabólico de Concejal de Cultura" en sus versiones individual y por equipos. Una variante ancestral de este deporte el "lanzeamiento de Concejal" tampoco será admitida por el COI porque seguro que a alguno se le escapa la mano.
EliminarYa, ya... pero ¿y la cara que se os pone cuando llega el partido de voley-playa? ¡Qué expresiones se ven!.
ResponderEliminaranónimo, nuestro interés por el voley-playa es puramente deportivo y muchos consideramos que debería recibir un mejor tratamiento informativo. Personalmente creo que el Marca debería sacar una edición diaria y monográfica dedicada a tan noble deporte, totalmente ilustrada y sin nada de letra impresa. Como dice la canción: "y el resultado nos da igual".
ResponderEliminarGracias Manolo, por hacerme pasar tan buenos momentos mientras leo tus relatos!!
ResponderEliminarMuak!!
Gracias, Montse, por engordar mi ego con tus comentarios ¡Estoy que exploto!
EliminarNo es sólo el gorrito. Tantas mujeres en una misma piscina con el mismo modelo de bañador... se acaban peleando por narices.
ResponderEliminarSí, tú dales ideas a los organizadores de los JJOO que son capaces de cambiar el agua por barro con tal de batir records de audiencia.
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