Como tenía unos días de vacaciones decidí ir a pasarlos a la capital. Me extrañó no ver una cola de jóvenes haciendo autostop a la entrada de la autopista como era habitual en mis años mozos. Se ve que la juventud de hoy en día se ha vuelto acomodaticia y le cuesta hasta mover un dedo, en concreto el pulgar.
Al cabo de muchas horas de espera en el arcén, de tres violaciones colectivas y de no haber avanzado ni cien kilómetros estuve a punto de desistir en mi empeño de alcanzar Madrid con el autostop porque a ciertas edades no tiene uno el orto para farolillos. Al final un camionero muy amable se ofreció para llevarme sin mediar trato carnal alguno; pero, con la excusa de que tenía la cabina muy revuelta y desordenada por culpa de nosequé mulata del Huracán de Benavente, me hizo subir al remolque. Los cerdos no son malos compañeros de viaje pero son ruidosos y tienen poca conversación para un trayecto largo. Cuando llegamos a destino y quise estrechar la mano al conductor para darle las gracias éste la retiró asqueado y me recriminó el que, por mi culpa, ahora los puercos apestaban mucho más que antes.
Ya en la ciudad, entusiasmado y cantando Niuyork Niuyork a grito pelao, me monté en uno de esos autobuses rojos de dos plantas que te dan una vuelta por los Madriles. No se fijan mucho en si tienes billete o no pero yo, para disimular, cuando subía a la plataforma le dí un beso de tornillo al japonés que tenía al lado. Se quedó amarillo de la impresión y con los ojos muy abiertos, pero no mucho más que si en vez de repasarle las amígdalas le hubiera estrechado la mano o palmeado la espalda que los japos para eso del contacto físico son muy tiquismiquis.
Fue muy agradable la sensación de ir en aquel autobús con el techo descubierto. Me puse en la parte delantera con los brazos abiertos en cruz y arrimándole cebolleta al japonés, igualito que en Titanic, como dos mascarones de proa de autocar turístico, sintiendo en nuestras mejillas unidas cheek to cheek la caricia del aire puro del centro urbano y dejando a nuestro paso una estela de peste porcina y sobaquina mugrienta que dejará trazada en el callejero de Madrid una marca indeleble de nuestra ruta por varias generaciones.
Cuando me cansé de dar vueltas me bajé del autobús, aunque me costó despedirme del japonés que se había encariñado y que se quedó destrozado diciéndome adiós con una manita en la trasera del bus. Con la otra no pude ver si se masturbaba o se hacía el harakiri que esta gente es muy pasional y un poco raruna con las cosas del querer y, aunque muy cortados de primeras, una vez lanzados de cabeza al torbellino de la lujuria irracional no hay quien los pare.
Me puse a hacer cola varias veces en San Ginés con ojos lastimeros por ver si alguien se apiadaba de mí y me invitaba a un chocolate con churros. El camarero me empujó sin contemplaciones porque le estorbaba para bajar la escalera. Llevaba en equilibrio sobre la bandeja una pirámide de tazas de chocolate inmensa, tan alta como un castellet. Derramé una lágrima sobre la taza más alta, que se desbordó, y mi gota salobre se despeñó por toda la pila abajo como pasa en Nochevieja con las torres de las copas del champán. Abandoné la cola, perdida toda esperanza, con un agujerito en el estómago y otro en el alma...
(Continuará)
¿ y por qué no avisa???
ResponderEliminarCon lo que hubiese fardado yo con ud!!!
bss
Dalicia, créame pasear conmigo por Madrid así, sin correa ni bozal, es motivo de sanción municipal. Creo que la semana que viene vuelvo a la capi. Si aún le apetece aprender el Gangnam Style sé de alguien que, si está de humor, podría enseñarle. No tema por sus pies, no soy yo.
EliminarA quién se le ocurre besar a un japonés, si están ya amarillos a punto de caducarse... Espero que al menos congeniara con los cerdos, que con esos compensa llevarse bien.
ResponderEliminarSaludos.
Elvis, con los cerdos me pasa lo mismo que a los españoles con sus celebridades. Los aprecio más de muertos que de vivos.
EliminarMarcaremos... a ver.
ResponderEliminar3692230
Hola?
Perlita (qué obediente), siempre que veo un teléfono en una peli o en un libro tengo la tentación de llamar. Una vez, y esto es en serio, llamé a un teléfono de una rocambolesca historia que encontré en un cartel dentro de una cabina de teléfonos. Me hice pasar por periodista y resultó ser el teléfono de un colegio de monjas. Tuve una divertida conversación con la madre superiora que estuvo muy simpática y con un gran sentido del humor.
EliminarUffffffffffffffffffffffff, espero la continuación mordiéndome las uñas....
ResponderEliminarEstá claro que la guía que has debido comprar para venir al foro está más que caducada eh???? La próxima vez, recurre a profesionales, por dios¡¡¡ Que te enseñarán el Madriz que vale la pena ;-)
Anda, anda. Cuenta :D
Un beso, pazzos.
Novicia, tengo una fijación con los autobuses rojos de dos pisos y con los sidecar que me parecen dos medios de transporte infravalorados y a reivindicar. También soy partidario de sustituir el atufante metro que discurre sinuoso por las cloacas por un sistema de telesillas al aire libre.
EliminarQue la guía de Mesonero Romanos esté caducada es una infamia. En San Ginés tuve una apasionante charla sobre literatura española contemporánea con el ectoplasma de Valle-Inclán que después de tantos años aún no ha aprendido a mojar el churro sin mancharse las barbas de chocolate.
Con mi aspecto y mi fortuna no estoy en disposición de recurrir a profesionales pero estaré encantado si me enseña Madrid y todo lo que usted quiera enseñarme ;-)
Jo... siempre he querido ir en un autobús de techo descubierto y hacer lo que dices tú de imitar esa inolvidable escena de Titanic (aunque sin los brazos de DiCaprio rodeándome por detrás)
ResponderEliminar¡Que continúe! :)
Judith, no te creas que es tan buen plan lo del bus que estos días llueve mucho y acaba uno perdido de barro.
EliminarLa continuación llegará esta misma noche si tengo tiempo...
... me pierdo un par de días y casi me encuentro un bestseller ... jeje!!
ResponderEliminaraunque con lo mal que está la cosa por mucho que uno se esfuerce no se si va a dar para mucho. A pasarlo bien!! (XHRST)
Xhrst,no es un bestseller, es tan sólo un Manual de Supervivencia en la Penuria.
Eliminar