miércoles, marzo 28, 2012

ESTADOS ANÉ(Í)MICOS


Uno de los efectos perversos de la vida en el espacio es que se pierde hierro. No se sabe muy bien por qué ni por dónde; yo tengo una teoría y es que, cuando duermes, unos rumanos de Transilvania te roban la chatarra que llevas en la sangre para fundirla en un descampao.
Hice tiempo en la cafetería del hospital tomando una taza de tila. Comprobé con asco que el borde de mi taza estaba manchado con restos de carmín. Llegó mi turno. Cuando entré en  su gabinete la doctora Caligari  estaba enfrascada con una hoja de Excel tratando de completar un formulario para pedir unas cajas de vino. La bodega Masaveu, propietaria de la clínica, hacía una oferta especial a sus empleados. Se disculpó por el retraso de mi cita, se sentó en el despacho y sacó de mi expediente los resultados de mis análisis. Se calzó las gafas y escrutó concienzudamente el de orina.
--Según lo que aquí pone mea usted colonia. --Contempló al trasluz el frasquito con la muestra, lo olfateó--  ¡Enhorabuena! Chanel 5 para ser más exactos.
--Veamos que dice el análisis de sangre  --dijo, mientras se untaba con dos gotitas del frasco los lóbulos de las orejas.
--¡Hmm! Parece que tiene usted una anemia ferropénica.
Mis encerados oídos entendieron "putapénica".
--Tendremos que hacer una exploración.
Mi encendida imaginación se disparó y transformó aquella bata blanca en un uniforme caqui de marca (de los que lo marcan todo vamos), la doctora y yo tocados con salakofs atravesábamos la selva a golpe de machete en busca de las minas del Rey Masaveu.
--Le voy a dar un volante para una endoscopia y una colonoscopia...
Mi escenario mental cambió la selva por un parque temático ubicado en las Ramblas de Barcelona, la doctora era ahora una guía cachonda que me mostraba la estatua del descubridor que señala con un brazo erecto la ruta de las Américas.
En cuanto la doctora me explicó que Colonoscopia no es una ruta panorámica para conocer la estatua de Colón, el brazo del Almirante de la Mar Océana adquirió una repentina flacidez. A medida que me sacaba de mi error mis ojos se iban abriendo como platos mientras que mi ojete se iba cerrando cada vez más con cada detalle de la intervención.
Me acompañó hasta la puerta del despacho.
--Mire, esa es la sonda que vamos a utilizar.
Por el pasillo salían unos enfermeros con las gomas que utilizaban, puedo decir que los cables submarinos que usa la Telefónica me parecieron más finitos y cortos. Aquellos hombres me recordaron a dos naturalistas del Orinoco portando sobre los hombros una gigantesca anaconda negra. Le pregunté angustiado si las gomas eran de un solo uso. La doctora trató de tranquilizarme contándome que esas mangueras se esterilizan entre paciente y paciente. O sea,  en el siglo XXI aún no hemos encontrado algo capaz de limpiar en condiciones las manchas de pintalabios de la porcelana de una taza de café  y ella intentaba camelarme con que unos funcionarios iban a conseguir limpiar aquellas siniestras gomas de toda la bazofia  que se les iba a adherir en veinte mil leguas de viaje subintestino. Y digo yo, ya puestos, no sería menos humillante utilizar un par de metros más de sonda oral y cuando la cámara atisbase la luz al final del túnel emprendiese una marcha atrás menos humillante. Toda retirada a tiempo es una victoria.
Me despidió. Al final del pasillo entregué un volante tembloroso con aquellas dos palabras funestas a la auxiliar que coordinaba la agenda  de  citas. Me dio unas hojas de instrucciones para el preoperatorio.
--El día antes tiene que ayunar.
--Y ¿ no tengo que tomar un par de medicamentos tambiénnnnnnn?
--Noooó, eso sería si tuviera que hacer una colonoscopia.
--Pero ¡si es lo que pone en el volante!
--¡Ay! Es verdad, ¡Que tonta! Menos mal que me lo ha dicho. No olvide tomar los laxantes el día antes-- Y me cambió la hoja de instrucciones sin inmutarse.
Comprobé con esto que, en un gesto democrático, la oferta de las cajas de vino Masaveu la habían extendido a todo el personal de la clínica. Fijó la hora de las pruebas para el mediodía del 29 de Marzo.
29 de Marzo, 29 de Marzo, ¿de qué me sonaba ese día? --Creo que no tengo nada que hacer. OK, el 29 de Marzo.
                                                  *                    *                  *
                           
Laxante en ayunas no es mi coctail favorito. La víspera de la intervención tuve una pesadilla. Soñé que el anestesista me inyectaba un líquido en las venas. Me invadía una sensación tan placentera que le dije al anestesista que si sobraba algo me lo metiera en un tupper. El doctor Siesta me dijo que se lo reservaba para él que esa noche tenía cena con cuñados.
Cuando el sedante me hizo efecto me quedé dormido, pero, como en un viaje astral, me fugué  de mi cuerpo y pude darme cuenta de todo lo que pasaba. Pero todo lo que ví en aquella experiencia extracorporal me pareció tan surrealista como si aún estuviera dormido; como en un sueño, dentro de un sueño, dentro de un sueño, en una especie de "matrioska" onírica.
La doctora Caligari embozada, enfundada en una bata verde y un par de guantes criminales, ordenó con voz tamizada:
--¡Arriba el periscopio! ¡Torpedos Uno y Dos preparados! ¡Fuego al Uno! ¡Introduzcan la endoscopia!
Me habían colocado un mordedor plástico como de bebé, con un agujero en medio, pero lo que hicieron conmigo no era  un espectáculo para todos los públicos, lo de "Garganta Profunda" no pasó de un besito superficial comparado con lo que yo tuve que tragar.
La doctora, con satisfacción sádica ordenó:
--¡Separador!
Un negrazo de manos enormes abrió las alas de mi bata de pedolibre y me separó las nalgas.
--Ahora viene lo bueno --exclamó la galena- Cruzó los guantes, hizo restallar los dedos y empuñó el extremo de aquella pitón negra. El enfermero negro se relamía luchando contra mis cachetes que se empeñaban en contraerse en un esfuerzo inútil de resistencia. Algo se revolvió en el interior de sus pantalones como si su propia mamba negra esperase a que le tocara su turno.
La Caligari me clavó aquel estoque inhumano. Fue una estocada certera, profunda y con mucha muerte.
Desde el techo del quirófano mi yo extracorporal contempló la escena de la pérdida de mi virginidad con lágrimas en los ojos ¡Qué ultraje! Sin un besito siquiera con el que aliviar el trance.
La doctora, de repente, se percató de algo. Se dió una palmada que reventó la bombilla que tenía en la frente:
-¡Hemos olvidado la vaselina!
-Doctora, el ministerio nos recortó la vaselina como un gasto superfluo. El que quiera vaselina que venga engrasao de casa.
Mientras repasaba mentalmente todo el árbol genealógico de la ministra ciscándome en sus muertos concluí que Mato no es buen apellido para una Ministra de Sanidad. En esas estaba, espetado por los dos extremos, convertido en un kebab humano, cuando unos obreros con mono azul, casco y un megáfono irrumpieron en el quirófano.
--¡LA HUELGA GENERAL, ES FENOMENAL! (la lírica de los slogans sindicaleros  va más en la línea de Meccano que en la de Leonard Cohen)
El piquete rodeó al equipo médico.
--Tienen que desalojar el hospital. No ven que estamos en huelga.
--Y ahora que hacemos --les preguntó la cirujana.
--Si quieren vengan con nosotros a comer,  -invitó el jefe del piquete-- tenemos reservado una fabada en un restaurante que queda aquí al lado. Anímense que paga el sindicato.
--Pero los del restaurante no estarán de huelga...
--Doctora, ¡¡¡¿¿¿ Está usted tonta o qué???!!!
Les vi alejarse cruzando la batiente puerta del quirófano. Antes de salir el sindicalista cogió una botella de cava Masaveu que estaba enfriando en una cubeta de hielo quirúrgico, la tenían alli para celebrar el éxito de las operaciones y como motivación para cirujanos pusilánimes. Con la mano libre agarró por la cintura a la doctora y le susurró al oído: "Presiento  que este será el comienzo de una gran amistad."
Allí me quedé, sólo, empalado y abandonado sobre la mesa de operaciones. Bueno, solo no. Un piquetero rezagado y curioso se puso a juguetear con el instrumental. Cogió las palas de desfibrilar y me las aplicó en el pecho. Subió el potenciómetro al máximo y apretó el gatillo.
Me desperté de un brinco, doblado por el dolor y con el pijama empapado de tres fluidos distintos.Todos mis yos se volvieron a fundir en uno solo y recuperé la consciencia.
                                                *                          *                          *
No sé si serán el Gobierno, la patronal, los piquetes sindicales o un grupo de terroristas enmascarados con un gorrito verde, pero lo que está claro es que  el día 29  no me libra nadie de que me den por el culo.

20 comentarios:

  1. y corto te has quedado has dicho el 29...para apuntarlo jeje.

    Vamos a ver en que queda todo esto hay mucho desencanto...


    Un abrazo ;P

    ResponderEliminar
  2. Bertha, el caso es que todo el post es cierto y si San Marcelino Camacho no obra un milagro y pone freno a tamaño ultraje el 29 seré violado con alevosía, después de haber sido drogado, mancillado y mi cuerpo sometido a todo tipo de tocamientos obscenos, vejaciones y humillaciones por parte de una banda de sádicos enmascarados.

    ResponderEliminar
  3. jajajajajajajaj ojo como os poneis los tíos en cuanto teneis que pasar por el médico¡¡¡ Si estuvierais acostumbrados como nosotras a espatarraros delante de un montón de médicos como mínimo una vez al año, ya verías, ya....
    Mi adosado tb tiene médico ese día y fue al hospital a cambiar la cita para no tener problemas... Le daban para el 3 de enero de año que viene.... ¡¡tela, eh??¡¡¡ Así que optó por arriesgarse e ir el 29 en la confianza de que los médicos mayoritariamente no hagan huelga, como en la convocaba la última vez....
    Tranquilo, pazzos, que ahora sedan y no se siente mucho en esa prueba. Y si te consuela un poco, el 29 nos van a dar por culo a todos.

    Un beso y ánimo

    p.s. mándame un frasquito de ese pis tan pijo antes de que te curen :D

    ResponderEliminar
  4. ...no te asustes hombretón, que es mas lo incómodo que lo que te va a doler.Lo importante es que todo salga bien y ánimo;P

    ResponderEliminar
  5. novicia, mi solidaridad anal con tu adosado, en la SS (tiene telita el nombre) me aconsejaron hacerlo por la privada para ganar tiempo si no el día del Juicio Final podría presentarme ante el Señor con mi virginidad íntegra.
    Recuerdo mi última sedación como uno de los sueños más plácidos de mi vida, espero que esta vez no se torne en pesadilla.

    ResponderEliminar
  6. bertha, no es miedo, es que una ha sido doncella toda la vida y perder la doncellez a manos de un brusco desconocido me hace muy poquita ilusión, así, sin un anillo ni nada.

    ResponderEliminar
  7. jajajajajajajajajajaja... Pazzos, mi niñoooo, eres auténticamente genial, jajajajajaja... lo que me he llegado a reir... ¡¡tienes unos golpes buenísimos!! Yo creo que te podrías dedicar a hacer monólogos, serías la hostia!!!

    Bueno, te voy a contar una historia verídica, también. Igual me lleva un rato, pero creo que merece la pena.

    Hace muuuuchos años tuve como un ataque de apendicitis, me ingresaron por urgencias pero al final no me operaron. Así que me sometieron a un montón de pruebas, entre otras, meterme 5 litros de líquido por le mismísimo culo para hacerme un contraste.
    Así que fui a la consulta. Huesca es una localidad muy pequeña en donde nos conocemos casi todos. Bien. Hago este inciso porque había dos facultativos para que me hiciesen la prueba: uno, joven, de mi edad más o menos con quien me encontraba cada finde tomando copas por los bares del Tubo. El otro, un señor mayor al cual no conocía de nada.
    Sale a recibirme el médico joven y me dice que me desnude y que me ponga una bata abierta por detrás. Y que luego me ponga a cuatro patas sobre una camilla, que me va a introducir un tubo por el ano.

    Yo me lo quedo mirando, con cara de circunstancias y le digo que ni hostias. Que salga el otro médico, que uqiero que me haga la prueba el "abuelico".
    El médico joven se ofende y me dcie que si dudo de su profesionalidad. Yo le contesto que no, que la historia no es esa, que simplemente paso de que me vea el sábado siguiente en la brra del bar tomando una cerveza y me imagine como una perra metiendome 5 litros de agua por el culo.
    Empezamos a discutir y yo erre que erre, y él cada vez más ofendido.
    Al final entra el médico mayor, le explico todo y me entiende perfectamente, así que hace retirarse al jovencito.

    Solo te aviso que cuando te vas a levantar de la camilla parece que te meas, pero por detrás... jajajajaj... ¡¡superdesagradable!! ¡¡¡¡Pero NO DUELE!!!! Te lo juroporlasbragasdemafalda!!!

    Ese médico joven resultó ser años más tarde novio de una amiga mía... ¡no veas la de veces que hemos comentado el caso...! ¡y sigue sin entenderme! ¡¡Caracartón!!

    ;)

    Que te sea leve, mi niño, muaaaaaaaaaaaaaaa,

    ResponderEliminar
  8. flower, no me hagas reir que ahora estoy en la fase de purgar el radiador, no vaya a ser que tenga un accidente.

    ResponderEliminar
  9. pazzytos28/3/12

    http://www.youtube.com/watch?v=2QDZKWRit4s

    No es por acojonar, pero lo que te han enseñado ha sido solo la camara, faltan los focos, el camara, el director, la maquilladora, los guionistas ...

    ResponderEliminar
  10. Llévate mucha vaselina...

    ResponderEliminar
  11. pazzytos, je, que bueno, corro a insertarlo con tu permiso y sin el permiso de la ETB.
    Ayer me pedían en el curro un justificante médico por la ausencia porque están un poco quisquillosos con lo de la huelga, les contesté que que mejor justificante que un vídeo de la intervención. Se lo están pensando.

    ResponderEliminar
  12. Tesa, estoy pensando seriamente en alicatarme el ano de Teflón como si fuera una sartén antiadherente.

    ResponderEliminar
  13. "Acojonaoooo". Que eso no es nada, hombre. Si yo te contara...

    ResponderEliminar
  14. koolau, lo mío da para cuatro líneas y dos risas, lo tuyo es como para escribir un tocho a lo "Guerra y paz"

    ResponderEliminar
  15. ¿Cómo fue la experiencia anosensorial? Espero que bien.

    Mire que estas manitas mías están acostumbradas a bucear por cavidades angostas y resbaladizas, pero nunca me llamaron sádica enmascarada.

    Le perdono la difamación por citar a Leonard Cohen y le ruego comprenda que explorar intestinos ajenos no es una ensoñación recurrente para quienes nos dedicamos al inquietante y apasionante mundo de la Enfermería.

    Besos sin uniforme (que para algo se firman los mínimos).

    ResponderEliminar
  16. Nancy,
    a) entiendo que el 29 era un día más propicio para escuchar "El partisano" de Leonard Cohen que para andar jugando con mi ano a hurgar o a ser hurgado.

    b) que mi equipo médico habitual me trató con el mimo y la profesionalidad que les caracteriza, todo fue estupendo y les voy a poner un piso a cada uno.

    c) pese a todo, no vamos a permitir que la realidad nos vaya a arruinar la historia.

    d)me encantan los uniformes, hmm, déjatelo puesto.

    Buen finde.

    ResponderEliminar
  17. Anónimo2/4/12

    Después de leer semejante historia, raro será que esta noche no la viva hecha pesadilla, porque menuda telita con lo descriptivo que has sido. Aunque mejor eso que vivirlo de verdad ¿no? Espero que no te hicieran un destrozo, que como suele decir todo macho que se precie de serlo, por ahí ni un bigote de gamba.

    ResponderEliminar
  18. Anto, teniendo en cuenta que me sedaron por allí pudieron entrar el bigote, la gamba y toda la cofradía de mariscadores de Cambados.

    ResponderEliminar
  19. Ya pasó???
    Seguro que todo fué bien :))

    Me encanta tu visión de las cosas Manolo, jajaa...me encanta!
    Que pases una buena semana santa.

    ResponderEliminar
  20. montse, sólo era una prueba sin importancia pero una buena excusa para echar unas risas. No encontraron nada ano-malo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar