lunes, junio 04, 2012

El escándalo Torquemada


Supongamos, (es un suponer) que en un país muy muy lejano había un juez todopoderoso (llamémosle Torquemada). Hombre muy piadoso,al menos en público, y miembro numerario de la Santa Inquisición, a aquel juez no le tembló la mano cuando mandó a la hoguera a uno de sus colegas por un quítame allá esas pajas, total, por pillarlo en actitudes reñidas con el decoro con un palafrenero.
Mas hete aquí que, con el tiempo, a nuestro Torquemada empezó a picarle la curiosidad. Y como al pasar los años cada vez le picaba más y al final era un amasijo de picores decidió revolcarse en un pajar con un capitán de granaderos para probar. Y tanto gusto le cogió a lo de relacionarse con la tropa que decidió refrescarse en la costa acompañado por su guardia de corps. Y como tenía libre acceso al arca del tesoro, cogió algunas monedas para pagar aquel viaje. Y si no cogió más fue porque no era el único que tenía llave de aquel arca con lo que, cuando quiso retirarlas, apenas quedaban unas pocas piezas de oro al fondo del arcón.
Llegó a oidos del Rey el escándalo del juez. Muy fastidiado porque le habían interrumpido en una cacería el monarca llamó a Audiencia a Torquemada para preguntarle por aquellos viajes que estaban en boca de toda la corte. El inquisidor replicó que él hacia aquellos viajes para mayor gloria de Su Majestad, que por razón de su cargo  debería guardar secreto sobre con quien se reunía pues de la reserva del juez depende la seguridad del confidente, que no iba a pagar de su bolsillo lo que era un servicio al Reyno y que era falso que se alojase en lujosos palacios sino que siempre dormía en modestas posadas de cuatro chinches. Lo de darle de comer con su propio tenedor a su guardia pretoriano era sólo la prueba de su sencillez y desvelo en el trato con sus subordinados. Y que él se ponía una peluca rizosa cuando le daba la gana, que para eso era juez. Y que lo de amanecer esposado con grilletes al cabecero de la cama seguro que tenía una buena explicación pero que ahora mismo no la encontraba.

El Rey ante tanto descaro se quedó con la boca abierta, que el linaje de los reyes; de tanto casarse primos con primos y hermanos con hermanos, es proclive a tener la mandíbula floja y el belfo caído. Pero, se lavó las manos y volvió a la caza que le habían dicho que aún quedaba un mamut vivo en la comarca.


6 comentarios:

  1. pobre inquisidor acusarle de lujo cuando el solo utiliza hoteles de 4 estrellas que injusto es el inculto populacho

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  2. Seguramente apareció esposado por una mera cuestión de su propia seguridad... Con las manos libres habría seguido pecando...
    Saludos.

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  3. Muy divar-tida la historia de tan probo inquisidor. ¡paiss!, que decía, creo, Forges. Pero, ¿es creible que tan melifluo inquisidor pueda deslizarse por los abismos del pecado?

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  4. Clip, y me han dicho que hay hoteles de esos que no tienen ni jacuzzi. Con lo que alivia las almorranas el chorrito.

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  5. Elvis, que esposa y cónyuge sean sinónimos da mucho que pensar.

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  6. koolau, hay post para chicas y post para chicos, parece que este es como el cognac Soberano, sólo para hombres.
    En la feria del libro me compré por menos de 7 Euritos (ya no son Euros) el manual para inquisidores que figura al pie del post. Muy instructivo lo que se puede aprender de un inquisidor acerca de las garantías procesales y otras zarandajas.

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