martes, marzo 19, 2013

Padre nuestro



Este caballero, tan inconsciente e irresponsable que transporta a una de sus hijas en un vehículo de tracción animal sin atenerse a las más mínimas medidas de seguridad vial e incumpliendo la normativa europea por no utilizar la reglamentaria sillita y la sujeción homologada Isofix, es mi padre en una época en la que todavía podía mantener el equilibrio sobre dos ruedas y sobre dos piernas. 
En esta era mojigata que nos ha tocado vivir, una conducta así sería tachada de temeraria y probablemente el autor de tamaño desaguisado tendría que rendir cuentas ante el juez de menores, merecería el oprobio de la sociedad bienpensante y, a buen seguro, Ana Rosa Quintana le dedicaría varios programas para afear su criminal conducta y exigir públicamente su crucifixión y la retirada inmediata de la custodia de la niña, la patria potestad y hasta el carnet de familia numerosa. Ni que decir tiene que la imagen de mi hermana quedaría cautelarmente protegida durante la emisión del programa tapando sus vivos ojos con una tirita rectangular de color negro. 

El caso es que si mi hermana rememorase aquel momento, entre las muchas sensaciones acumuladas: el aire fresco en la cara, la vibración emocionante de los baches entre las piernas, el sonido de la rodadura de las gomas de la bicicleta, jamás recordaría el  menor atisbo de inseguridad o desprotección. Porque entre los brazos de mi padre se sentía amparada, a refugio de cualquier mal, de cualquier amenaza. Porque a sus ojos, a nuestros ojos, aquel hombre gozaba de superpoderes; bajo su capa nada podría hacernos daño.

Todo Supermán tiene su kriptonita. Y el nuestro ha sido atacado, sufre y padece una maldición alemana con su A mayúscula y su hache intercalada. Él, que nunca se caería de la bicicleta y mucho menos con uno de nosotros entre los brazos, se ha roto cinco costillas haciéndonos ver una fragilidad impropia de un superhéroe. Su kriptonita particular devora cada día un trocito de lo que fue y de lo que fuimos. Y la muy cabrona trozo que devora jamás lo devuelve, cada vez muerde con más ansia la tragona insaciable.
Nos hacemos mayores. Crecemos. Pero nos sentimos minúsculos, impotentes, sin la fuerza ni el equilibrio suficientes para sostenerlo ahora a él entre nuestros brazos. Nos sentimos tan débiles, tan pequeños, que, en días como hoy, nos invade una profunda sensación de desamparo porque no seremos dignos de heredar, en un futuro triste e imperfecto para siempre, aquella capa  mágica que lo convertía en invulnerable.

31 comentarios:

  1. Un beso, enorme, muy grande, infringiendo todas las normas de trafico y seguridad….

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    1. Lo que infringe todas las normas es estar leyendo esto en lugar de andar de Fallas.

      Besos incandescentes.

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  2. No me gustan las fallas ni los falleros, ni las ofrendas florales a la virgen, tampoco entro en éxtasis con el olor a pólvora, los petardos me dan miedo….en mi opinión personal, subjetiva, como todas mis opiniones y por tanto carente de valor, las fallas son unas fiestas horribles y sin sentido, que utilizan algunos tipos listos de igual modo que hacían los romanos, le daban al pueblo pan y circo y lo tenían más que contento.

    (Además, a estas horas, hago lo que me da la gana)

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    1. Ayer hablaba con mi tía valenciana y me decía lo mismo que tú. Y para horrible horrible, también desde mi opinión subjetiva y por tanto carente de valor, la peineta de fallera.

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  3. Encantadora, la foto, aunque no entiendo bien donde va sentada la niña (tu hermana) seguro que tu padre además de superhéroe tenía algo de ingeniero e inventó algo.

    Y creo que es mucho más temerario el que sacó la foto, porque las cámaras de entonces necesitaban su tiempo.

    Bonita historia.

    bss

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    1. Claudia, como supongo que sus superpoderes no alcanzarían para hacer levitar a mi hermana lo más probable es que habría inventado algún chisme para que se sentase. Leonardo Da Vinci al lado de mi padre, un aficionado.

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  4. Hola Pazzos de mis entretelas:
    Este post me ha tocado por todos los lados. La foto es PRECIOSA (casi tanto como tú). ¿Sabes? Mi padre tenía una bicicleta roja, de barra y ruedas enormes. En la barra se instaló una especie de sillín de metal donde nos llevaba sentadicos a sus hijos... ¡ay! me he visto sentada en su bicicleta al ver la foto...
    ¿Y sabes otra cosa? Mi padre también sufrió la dichosa enfermedad del Alzheimer... durante ocho interminables años. Bueno, los primeros siete fueron bastante benévolos. El último fue más duro...

    Demasiadas coincidencias...

    Sioempre un placer pasar por este rinconcito der sensaciones.

    Un beso cachofeo, muaaaaaaaaaaaa!!

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    1. querida flower, nadie como tú para levantar el ánimo, el ego y la, y la, y la... la moral.

      Besos cómplices.

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  5. Perlita20/3/13

    Hola Pazzos. Vuelve a escribir y de nuevo es un auténtico placer (me ha emocionado) leerle. La entrada es preciosa y creo que todos los que fuimos pequeños en aquella época hemos rememorado vivencias parecidas. La mía subida en una Vespa roja, de pie y también entre los brazos de mi jovencísimo padre (el hombre de los ojos azules más bonitos que he conocido) que desde el casco antiguo me llevaba a Puerta Tierra, junto a la playa, para ver a mi abuela. Está todo tan grabado que puedo sentir el viento en la cara, mi cuerpecito de menos de tres años adaptándose a las curvas de la carretera,...Hoy somos sus hijas quienes le llevamos en coche y quienes terminamos discutiendo con él porque nos corrige a cada paso (para grabarnos). Tanto su cuerpo como su mente cambian y es lo que toca. Aunque, para mí, es inevitable tirar de su presencia, consultarle, contarle porque a mis ojos sigue siendo el sabio que lo mismo me daba clases de lo que fuera que construía un mueble o alicataba un baño. Auténticos genios de los que ya no quedan. Besos.

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    1. Perlita, la generación de nuestros padres pasó una infancia muy muy dura pero supieron sacarle todo el jugo a la vida. Auténticos McGyver y genios del reciclaje, mi padre lo mismo te hacía punto de cruz, que con un walkie talkie infantil le cambiaba la antena, cuatro puntos de soldadura y un poco de cinta aislante y podías hablar con Argentina. Estaban pluriempleados para llegar a fin de mes pero siempre encontraron tiempo para enseñarme a volar una cometa.
      Besos.

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  6. Muchas gracias por compartir esto con nosotros, Pazzos. Ya me pusiste en antecendentes en mi post sobre la vejez y el deterioro mental, pero este post es mucho más tierno y más revelador.
    Yo no tengo ninguna experiencia en mi entorno y no puedo opinar, pero sí conozco gente no allegada que está sufriendo esta enfermedad en su casa y que cada día tiene que luchar contra sus consecuencias.
    No sé qué más decirte. Sólo que lo siento, que, aunque supongo que no hace falta decírtelo, pienses en el que fue, no en el que es ahora mismo, y que le demostreis vuestro amor contínuamente aunque parezca que no se da cuenta de ello.

    Un beso muy fuerte, pazzos.

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    1. Novicia, ahora está en ese fase impredecible en que no sabes todavía si te vas a encontrar al de siempre, un poco avergonzado por las que intuye que ha armado, u otro ser perdido en el pasado de una fragilidad extrema. A veces te puede fascinar porque revive los tiempos de esa bicicleta como si estuviera allí ahora mismo y te da la sensación de que es un astronauta que acaba de aterrizar en un mundo extraño que no reconoce.

      Besote.

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  7. Que la vida iba en serio... comienza un poema de Gil de Biedma.
    En según qué ocasiones sacarse una sonrisa de la manga es el truco más difícil, añado como verso de consolación.

    Nuestras kriptonitas -la tuya, la mía, la de cada uno- están ahí; no tengo muy claro si para devolverlos algo parecido a la humildad conmoviéndonos o para recordarnos que lo único que importa de verdad, porque cala entre los huesos, es el amor.

    Sabes que los abrazos Madrid-Gijón o viceversa no pueden cambiar nada pero sí reconfortan.
    No hace falta decir más. Aquí me tienes.




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  8. oye caracarton... te echo de menos en mi jardin a pesar de que apenas lo abone... no mas nà!

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  9. oye caracarton... te echo de menos en mi jardin a pesar de que apenas lo abone... no mas nà!

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    1. flower, pues riégalo, que desde que andas enamoriscada tienes tu jardín hecho un zarzal. Tienes que enseñar a tu zangolotino las tareas ásperas como escardar, aboñigar, fumigar los pulgones y podar los setos. Y luego tú el trabajo fino, a oler rosas y presumir de orquídeas.

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  10. Preciosa la foto. Recordadlo siempre así.
    Un abrazo.

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    1. Gracias, Caruano. No puedo recordarlo así porque, cuando la foto, la mitad de mi ser todavía no se había despegado de esa parte del cuerpo de mi padre que rozaba con el sillín.

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  11. Vengo a devolverte una visita, que hiciste a mi blog, La foto es preciosa, eran otros tiempos, no existían tantas normas de seguridad. Sin embargo confiábamos a ciegas en nuestros padres, que nada malo nos podría pasar a su lado.

    Un abrazo desde Chile

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    1. Francisco, bienvenido. Sabía que los chilenos erais gente sorprendente pero desconocía que tuvierais los brazos tan largos como para dar abrazos ultramarinos.
      Me había gustado tu blog por lo bien que escoges los poemas, prueba de tu sensibilidad y buen gusto.
      Un abrazo desde aquí, aunque dudo que mis bracitos lleguen poco más allá de la orilla del Cantábrico.

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  12. Anónimo24/3/13

    Gordo, la foto es de las que después de unos cuantos años hacen temblar las canillas, el mio nos llevaba a la playa a los cuatro en su vespa, y en el cruce de los campos, donde estaba el calimero, mi hermana me cogia de la mano y cruzábamos andando por el paso de peatones....hoy ya no iva presu fijo!

    Me preocupa eso de la caida, espero que este bien.
    Saludos

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    1. Berto, tranqui, mi padre sigue bien y más mimado que nunca.

      Uno de los calimeros que dirigían el tráfico en el cruce de Los Campos era Morgan, un poli bigotón, muy excéntrico y célebre, que de vez en cuando bailaba para dirigir el tráfico. Si la gente pudiera ver ahora el casco blanco de la Keystone que llevaban aquellos municipales iban a pensar que tú y yo hemos pasado la infancia en los tiempos del cine mudo.

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  13. Anónimo26/3/13

    ... triste, es triste llegar a estas edades, ... jooo!!! pero es lo que hay y no tiene arreglo. Que vaya bien !!! dentro de lo que cabe claro, y a vivir que son dos días !!!! Xhrst.

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    1. Xhrst, más triste es no llegar. Gracias por tu visita.

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  14. gracias primo¡. Un besazoo.

    Elvira

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    1. Elvi, un feliz sorpresón verte por aquí (Y un poco de sonrojo también)

      Besote.

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  15. Me emociono muchísimo, ya se lo comente a Carlos en su "face".. precioso texto¡
    y precisas sensaciones.

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  16. preciosas .. era. Bueno ahora ya te tengo "fichao"

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    1. ¿Ah?¿Así que Carlos tiene un Facebook?¡Vaya, vaya!

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