El enorme Buda contemplaba
desde su majestad imperturbable
la anciana peregrina, de rodillas,
que sujeta entre las palmas de las manos
tan cerca de la boca que las besa
tres barritas de sándalo humeante
que enrojecen al son de sus plegarias.
Nadie como Él
se sabía
tan gordo
tan fofo
tan de piedra.
¿Habrá algún dios,
para Sí decía,
que, ante tanto rezo,
tanta súplica,
tanta avemaría
venida esperanzada
de tan lejos,
pueda hacer algo más,
ir más allá
de volverse más sombrío
cada día
tiznado por el humo del incienso?
¿¿¿tristeza??? vaya una duda existencial, ... en cuanto a la mosca ¡¡¡ no hay Dios que la aguante!!! Xhrst.
ResponderEliminarXhrst, es impotencia de dioses presuntamente omnipotentes.
EliminarEstás de un barroco subido...
ResponderEliminarPuta mosca. De los nervios me ha dejado.
Caruano, perdón por la mosca.
Eliminar¡ y a mí que me ha encantado!
ResponderEliminarMe gustó la perspectiva, oye.
Dalicia, es un intento frustrado de hacer poesía mística desde el otro lado del altar.
EliminarHola Pazzos. La mosca sería cojonera, pero el baile chirriante que le fue sacando a Shiva no se le olvida a éste ni en siete futuros equilibrios que consiga.
ResponderEliminarAbrazos.
Perlita, Moscas 1 - Dioses 0
ResponderEliminarSi no hay rezos y velas encendidas, esta gente no suelta prenda.
ResponderEliminarQue nadie da concesión ni milagro de gratis.
:)
Tesa, me alegro de verte de nuevo por aquí.
ResponderEliminarLos intereses de los dioses y de quienes hablan en su nombre suelen coincidir.