domingo, agosto 10, 2014

El deshollinador


El deshollinador resbaló,
cayó desde el tejado
y nadie pudo ver
la pequeña nube
de tizne, sangre, escarcha
que brotó con su último lamento.

Sólo los cuervos.

Siguió nevando
hasta cubrir con el mimo
de una madre llorosa
su traje de enterrador
y la chistera aplastada.
Los trapos de nieve
se posaban con dulzura
temerosos de causar
el más ínfimo daño,
tejieron un sudario de armiño
trenzado con caricias delicadas.

A la luz de la Luna
las estrellas de los copos
se fundían con la carbonilla
y el hollín de su ropa oscura;
negro sobre negro
y blanco sobre blanco
dibujaron el contorno
del niño muerto
sobre la fría tierra.

Es hermoso ver
a las siluetas siniestras
del fúnebre cortejo
con sus mejores galas
de un luto riguroso
volar, danzar y picotear
sobre su tumba blanca.

(Homenaje a William Blake. O plagio descarado, lo que ustedes prefieran)


2 comentarios:

  1. Anónimo12/8/14

    ... vaya con la luna, que te ha inspirado cosas tristes, supongo que la vida es así, pero no es hermoso, es triste ... qué poco le duró al chiquillo ... :( Xhrst.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No es triste, Xhrst. Es sólo un juego literario más bien pobre.

      Eliminar