lunes, febrero 02, 2015

EL TUERTO ES EL REY



¿Por qué es tan sensual la mirada de un tuerto? ¿Por qué la venda que cruza su rostro se convierte en la lencería más erótica que existe? ¿Por qué nos perturban tanto la asimetría de esos rostros cuyo ojo único nos clava el dardo de su pupila en lo más hondo y sensible de nuestra alma.

Vamos a obviar la respuesta chusca (¿un agujero más?), por una vez no vamos a caer en la broma gruesa y facilona.

La energía de los mutilados es poderosa. Una Victoria de Samotracia con cabeza perdería ese empuje hacia adelante, ese despliegue de potencia arrolladora. Una Venus de Milo con brazos malograría parte de su manca belleza inmaculada. Nos fascina el dolor fantasma, el aura que desprenden los miembros perdidos, la morbosa carne tajada, la vida sesgada se precipita por el abismo de los muñones.

Atraía como un imán la singular belleza de la princesa de Éboli en el pasado, tanto, como el bello rostro de la infortunada María de Villota en nuestro más reciente presente. La vida les ha trazado la rúbrica del drama en mitad de la cara pero con tan admirable caligrafía que nos deslumbra su misterio y su fortaleza interior. El parche  es una medalla negra que cuelga de las frentes aventureras de los piratas y condecora la bravura de los toreros.  Nos seduce el drama cuando roza la leyenda.

La belleza quizás radica en encontrar la asimetría en lo que debería ser parejo. Nos fascinan los bicolores ojos de la diosa Nefertiti o del dios Bowie, los bizcos dan mejor en pantalla porque son más fotogénicos. 
La asimetría puede ser más letal que la peligrosa simetría del tigre de la que tanto hablaron Borges y el divino Willian Blake.


5 comentarios:

  1. Anónimo2/2/15

    Pues si gordo, un ojo de vidrio da grima, casi tanto como un peluquín barato, un parche sin duda impone respeto...aunque el ojo se perdiera contra la esquina de la barra del bar una noche de borrachera.

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  2. Un ojo de cristal perdido en la barra del bar acaba fijo en el plato de las aceitunas.

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  3. Anónimo19/2/15

    Me has recordado al fantasma de la ópera, ... qué xulo!!! Divino. Xhrst.

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