viernes, mayo 20, 2011

DESCONCIERTO

Lo señaló con la batuta con la saña del que clava un alfiler en un muñeco de vudú.
Aquella noche el primer violín mostraba una incomprensible falta de concentracion, como si tuviera la cabeza puesta en otro sitio.
Las notas brotaban desafinadas de las efes del Stradivarius porque sus dedos trasteaban inseguros por el mástil no acertando a pulsar las cuerdas en el punto preciso.
El músico tampoco lograba aplicar la tensión justa al arco y lo que acostumbraba ser un deslizar melódico se habia transformado aquella velada en un rasguear chirriante.
El director, ante tanto desatino e impericia imperdonable, levantó los ojos por encima del atril para lanzar una mirada furibunda a su concertino deseándole la muerte por arruinarle la función.
Desde lo alto de la tarima sus pies no se mojaban pero las gélidas aguas del Atlántico que barrían la cubierta, salpicaban ya los botines acharolados del resto de la orquesta del Titanic.


2 comentarios:

  1. Anónimo20/5/11

    Gracias por esa sensibilidad

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  2. Gracias a tí por pasar. ¿Sensibilidad? Pues todo el mundo se queja de mi aspereza.

    La sensibilidad la aporta Matteo Negrin. Me he enganchado al Painting Music y me paso el día viendo cosas de Malinowski y gente empeñada en visualizar melodías.

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