domingo, julio 06, 2014

Pepiño el estraperlista.


Mi padre ahora vive entre brumas. 

Hace años, tantos que yo aún no había nacido, vivía en su pueblo natal; se dedicaba, entre otras muchas cosas, a construir radios, proyectar las películas del cine local y montar los equipos de música para las orquestas de las verbenas.

La gente en los años del hambre era muy ingenua con la tecnología, contemplaba las maravillas del mundo moderno con la fascinación de un niño pequeño. La radio era aún algo mágico, pocos tenían un receptor y su funcionamiento les parecía cosa de meigas. Es importante que retengáis este dato para entender esta historia.
También es importante que recordéis que por aquellos años nuestras aduanas estaban tan cerradas que el ejercicio del contrabando en Galicia estaba muy extendido y, aunque se trataba de una actividad ilegal castigada por la Justicia, era aceptada entre la población como un oficio más, una forma audaz de sobrevivir. El tercer dato a tener en cuenta es que vivíamos en una dictadura y la gente tenía mucho mucho miedo.

El caso es que mi padre tenía un amigo que siempre andaba metido en estos trapicheos. Nuestro Pazzos Senior se confabuló con unos amigos que llevaron a Pepiño el Estraperlista al salón de casa para escuchar la radio, con la excusa de que Franco había hecho una visita sorpresa al pueblo e iba a pronunciar un discurso desde el Ayuntamiento.
Escondido, desde la habitación contigua mi padre con un micrófono conectado a la radio empezó a imitar la voz de gallina aflautada del Generalísimo:

"Ferrolanos, vuestro Caudillo se siente felicísimo y orgulloso de visitar este hermoso pueblo lleno de gente tan noble y tan trabajadora. Todos sus habitantes sois españoles laboriosos, ¡todos menos uno! que en cada rebaño siempre hay una oveja negra. ¡Ese Pepiño de Perlío que se dedica al estraperlo es la vergüenza de este lugar! Ya hemos descubierto que ese criminal se enriquece con ese contrabando que tanto empobrece y desangra a nuestra sagrada Nación. He dado ordenes a la Guardia Civil para prenderlo y traerlo ante mi presencia".

El pobre Pepiño se quedó blanco como un muerto mirando a aquel altavoz. Y se habría tirado por la ventana para huir si sus amigos, descojonaos de la risa, no lo hubieran impedido. Cuando mi padre se asomó por la puerta para sumarse al cachondeo, estuvo a punto de estrangularlo con unas manos aún temblorosas.

Mi padre ahora vive entre brumas. Él, que toda su vida vivió entre bromas.

  

4 comentarios:

  1. ¡¡¡Ni Gila, vamos¡¡¡ Las brumas que ahora rodean a tu padre no podrán nunca empañar su carácter bromista de antes... Eso es lo que seguramente permanece en vuestra memoria y eso es lo que hay que recordar siempre.

    Un beso, Pazzos.

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    1. Aún de vez en cuando, cada vez más de tarde en tarde, brilla en sus ojos el destello de la guasa.

      Un beso, Novicia.

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  2. Perlita7/7/14

    Dicen que en esas brumas se reviven los recuerdos más lejanos como si de un segundo presente se tratara.
    Vuelve la niñez, vuelve la juventud. Quien sabe. Un beso fuerte Pazzos. Mucho ánimo y feliz verano.

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    1. Sí, Perlita. Es una segunda infancia. Del rosa al amarillo.

      Disfruta tú también.

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