miércoles, febrero 21, 2007

STELLA MARIS

IN TABERNA QUANDO SUMUS
Traven, Manuf y Aveiro caminaban por el malecón con el torpe bamboleo del que trata de equilibrar en tierra las oscilaciones de una marejada inexistente.
Traven iba muy abrigado; para un jefe de máquinas hasta aquel muelle de Dakar a mediodía habría podido resultar un lugar fresco.
Manuf siempre sonreía. Era uno de esos tipos aparentemente tan vitales que siempre nos pilla por sorpresa cuando nos llega la noticia de su violento e inesperado suicidio.
El capitán Aveiro estaba muy mosqueado porque Traven había encerrado en la nevera del barco, en uno de sus cabreos, a uno de los senegaleses que el gobierno local obligaba a enrolar como compensación por dejarles pescar gambas. Al pobre chico lo habían encontrado por casualidad y medio muerto, tan congelado que se le quebraron las rastas del pelo con solo tocárselo.
Traven se excusaba a su manera:
-- De haber sido un barco griego ya hacía mucho que lo habría tirado por la borda, yo sólo quería castigarlo un poco en el cuarto de los ratones.
Manuf, para quitarle hierro al asunto empezó a burlarse de los perennemente manchados dedos de Traven, cantándole la Saeta de Serrat con tergiversada letra:
“siempre con grasa en las manos
siempre por desengrasar”


Una brisa cargadita de aromas de hembra los empujó hasta el Stella Maris, atraídos por el reclamo irresistible de una puntiaguda rosa de los vientos dibujada en su fachada. Frente a la acera del bar hacia guardia una chiquita. Desfilaba con unos tacones desmesurados que realzaban un trasero ya de por sí respingón. Iba armada con un bolsito juguetón que centrifugaba como una honda, dispuesta a abatir con el pedernal del deseo al primer filisteo que se pusiera a tiro.

Nada es tan pegañoso como el calor en la época de lluvias. Nada mejor para huir de él que un buen bar, y unas cervezas heladas. Es curioso que, cuanto más atrasado sea un país, más refrescantes y sabrosas nos resultan sus cervezas. Nada que ver con una insípida Heineken abrevada en un elegante y aséptico bar de Luxemburgo. Ni comparación con las descafeinadas Budweiser que, con todos los parabienes de la OMS, la FDA y la DEA se pueden saborear, ¿saborear?, en cualquier centro comercial norteamericano. No señor. Aquellas cervezas, cuya calidad nadie certificaba ni homologaba, y cuya etiqueta y marca estaban escritas en alfabeto indescifrable, sabían a gloria bendita, y bajaban por la garganta como si la campanilla se hubiese convertido en aquel manantial que Moisés hizo brotar en el desierto. Los primeros tragos conseguían que el sudor, que hasta hace un momento les empapaba, desagradablemente, las rabadillas, se enfriase y notaran como, poco a poco, los calzoncillos se les iban despegando de la piel.

Manuf se encontraba en su salsa en aquel garito. En realidad se encontraba en su salsa en cualquier lugar de África. Era el rey del trapicheo, y aunque no sabía hablar ni inglés, ni wolof, (y su francés se parecía al francés como el mugido de una vaca) siempre se las apañaba para conseguir carburante, piezas de repuesto, o incluso los valiosos permisos de pesca. Se manejaba en las distancias cortas con la policía, traficantes y piratas como nadie, porque sabía siempre cual era el tiempo de adular, cual el de sobornar y en que momento compadrear o tirar de navaja.
El reloj aquella noche marcaba la hora del compadreo y la celebración. Les acompañaban unos coreanos que no paraban de reírse, vamos de descojonarse, y sólo Confucio sabe de qué.
Manuf que siempre era el primero en desaparecer les rogó encarecidamente que excusaran por un momento su presencia y tras dar una ñalgada burlona a la vieja palanganera que custodiaba la escalera, se dirigió a las habitaciones del piso superior.
El cuarto no tenía puerta, tan sólo colgaban del umbral esas tiras de abalorios que pretenden impedir la entrada a las moscas. Guiado por el olor a almizcle y sudor, Manuf localizó a la chica en la penumbra, sentada sobre la tapa bajada del water. Sabía que no podría hacer nada con aquella chica porque era víctima de un amarre que le había hecho su celosísima esposa cubana y que le impedía la erección extraconyugal.
La piel oscurísima de la chica contrastaba con el blanco trono de porcelana sobre el que se sentaba. Pese a tan modesto asiento no perdía por ello la digna altivez de la princesa africana que llevaba dentro. Unos inesperados y bellísimos ojos azules eran la prueba de que hacía más de 20 años que los marinos europeos recalaban en el Stella Maris.
La chica vestía tan sólo una camiseta blanca. Entre sus piernas abiertas resplandecía, como un sagrario, su jugoso sexo de un color rosa chicle. Manuf se arrodilló fervientemente ante aquella venerable llaga que se le ofrecía generosa.
Pellizcó aquella carne mínima, tiernamente, con apenas la pulpa de la yema de dos dedos. La sintió retraerse en un principio, como las hojas de una acacia sensitiva. Pero, poco a poco, la notó empapada en el licor del gozo y del deseo. Palpitaban sus pulsos, cada vez más continuos. La inflamaban el aire de jadeos y gemidos. La oyó latir, con tanta fuerza, que creyó que un corazón colmaba la palma agarrotada de su mano y se desangraba caliente entre sus dedos mientras que él se ahogaba en el mar turbulento y azul de aquellos ojos.
En aquel trance, una bemba cubana, una boca antillana, tomó prestados, como en un karaoke de akelarre, los carnosos labios de la chica para recitar maligna una oración rezada allende los mares:
--Pese a su mala fama, el pene es con sertesa
el más fiel en la cama
más fiel que el corasón, más fiel que la cabesa.

*************************************
Con necia presunción de varón, incapaz de apreciar y confesar el milagro acaecido y achacando la alucinación al calor y a la cerveza trasegada, Manuf bajó las escaleras del lupanar muy ufano y con garbo sandunguero. Desde la barandilla proclamó a la concurrencia su expresión favorita, con la que ocultaba siempre sus deficiencias amatorias:
¡Homérico! ¡Ha sido homérico! ¡Como se movía la negra Carlota!

Traven se contagió del entusiasmo de Manuf. Mientras los coreanos bailaban una especie de conga, cantando algo de Ricky Martin, oe oe oé, el gigantesco hombretón había encontrado apoyo en las caderas de dos preciosas mulatas y no se mostraba dispuesto a compartirlas con nadie, pensaba celebrar aquello como mandan los dioses de la fertilidad. Al ver que se dirigía al piso superior, Aveiro le gritó:
-- Ten cuidado, no te pase lo que al burro de Buridán.
--¿Qué Buridán?
-- Buridán era tan burro que quiso acostarse con dos hermanas gemelas. Cuando las vio en la cama, desnudas, equidistantes, tan hermosamente idénticas, con aquellos dos coños igual de apetecibles, fue incapaz de decidirse, la polla se le quedó perpleja y eyaculó en el vacío, entre las dos.
-- Descuida, no me pasará. Siempre empiezo por la izquierda. Soy muy metódico.

Subió dejando solo a Aveiro. Ante él, a sólo un palmo de su nariz, dos cervezas lo tentaban. Las dos tenían la misma etiqueta borrosa, las gotitas de escarcha las cubrían formando los mismos intrincados dibujos y regatos. La luz atravesaba los cristales ambarinos destellando reflejos en perfecta simetría. No pudo escoger cual beberse porque se desplomó antes sobre el mostrador.

El camarero recogió la única cerveza que había en toda la barra.





26 comentarios:

  1. Ay pazzos... dios! perdoname a mi ahora,... es que cuando me desean que se irriten los ojos me da como una cosa y recuerdo un hechizo que me enseño mi abuela:
    " Alas de cuervo, diente afilado
    yo te devuelvo lo que has deseado... y sin demora , el caldo en la olla cuando menos lo esperes se te romperá la ... " Besssosss mi pazzos..
    (eres genial y ya estamos en paz!)jiji..) Ah y además.. tíkiti la primi!

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  2. Sabores de cervezas africanas envueltas en maldiciones afrocubanas y papel de periódico para el pescado.
    Menudo cóctel!

    (¿has estado alli?)

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  3. Anónimo21/2/07

    Me encanta la cerveza, no podría vivir sin ella, mi favorita es la paulaner, maravillosa rubia y además es muy turbia

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  4. te dejé una invitación en mi blog cariños

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  5. laonza, veo que a bruja no hay quien te gane. A ver si alguien se apiada de mí y me sopla en la escayola.

    adulter, no he estado nunca ni en Cuba, ni en Dákar pero tuve hace muchos años una novia cubana cuya madre hacía conjuros y eso puntúa. La madre, como bruja era un puto desastre. La hija tambien me salió un poco... desastre.

    hôichi, algún vaso de Paulaner todavía ronda por casa. Soy más de Grimberger tostada. Y no sé que tienen las cervezas que, fuera de casa saben mejor. Por ejemplo en el Fleku en Praga.

    marcia, el meme ya lo contesté esta semana y aun no he empezado un libro nuevo. A ver que se me ocurre y te contesto en tu blog.

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  6. Plas plas plas plas plas plas y más plas. Y más plas plas plas plas plas plas plas. Y más. Plas plas plas plas.

    Espero que te haya quedado claro, ¡plas!

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  7. Me quedo con la imagen de la niña con tacones desmesurados que movía como una honda un bolsito juguetón...¡Es geníal!
    La foto es terrorífica...¿es real?

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  8. Que Fidel se agarre los pantalones, hermano!

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  9. mandarina, un cítrico poco crítico. Con que aplaudes, ¿con las hojitas?

    nancicomansi, cuando me preguntó el traumatólogo qué cómo me lo había roto le contesté que me parto leyendo tu blog.

    loredana, ¿por qué? ¿Le ha cedido la goma del chándal?

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  10. Uyyy que me gustas así calentito! Pero no me digas que no tiene que doler un uevo lo de la imagen (bueno, y dos)
    Cómo se habrá puesto adúlter con las gemelas abiertas!!!
    Qué bueno eres jodío, toques el palo que toques! ;)
    Besos!

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  11. Menos mal que no sabías qué escribir!!!!

    Qué musa te visitó?

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  12. Anónimo21/2/07

    El relato tiene todo el sabor antillano. A mí me trae a la memoria historias de mares lejanos y de marinos intrépidos y necesitados de amor y sexo.
    La foto es alucinante. Uy.

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  13. ¡Con las pestañas! (Sí, tengo pestañas, qué pacha).

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  14. Espera que paro de chuparme los dedos.
    Con este ambiente me entran ganas de leer las tribulaciones de Maqroll

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  15. mía moore, está claro, el sexo vende. El sexo vendado también vende.

    arcángel, cuando no se me ocurre nada tiro de bodega. Todavía me quedaba alguna botella sin abrir. Espero que el vino no os sepa a rancio. Es de la cosecha del 2006. Demasiado añejo para un blanco. Demasiado joven para un tinto.

    ula, ¿y si te cuento que la primera versión del cuento no discurría en Dakar sino en Asia? ¿Y que no eran marinos sino pilotos de avión? ¿y que el Stella Maris antes de que lo derribaran estaba cerca de casa? Y sobre las maldiciones antillanas mejor no hablar. Es una historia echa con retales y los costurones se notan mucho.

    mandarina ¿De qué color las pestañas?

    nomesploraria, chuparse los dedos ¿eres de los que cena mientras lee o insinúas que es un relato grasiento? tribulaciones Maqroll busco en Google. Me pillas en Orsay.

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  16. Color Plastidecor. Ay, disculpa, están empezando a aplaudir de nuevo, ¡perdón!

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  17. Tremendo relato!! Wow.

    (Estás im-presionante)

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  18. Álvaro Mutis, para mi uno de los grandes. Tiene un personaje que se llama Maqroll el Gaviero y algunos relatos transmiten esta atmósfera densa y sudorosa.

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  19. yo creo que esa foto es una advertencia a los señores que pretendean leer el relato
    sería bueno adosar el número de emergencias ;)
    (las chicas, sin problemas)

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  20. Bajo una nevada monumental en la vieja Ámsterdam una “insípida” Heineken es un absoluto placer, y tras meses en NYC tomando guarradas con soda y birras yankees, mas años de botellón con ORO LUJO, créeme la insípida Heineken es ORO espumoso.

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  21. .....Pata de rana, verde y sabrosa
    haz con tu magia sólo una cosa
    al curvo lo saco caldo y tiro la olla pero que a mi Pazzos se le arregle la...
    Besos y soplidos aunque creo que ya mañana estrás bien!
    besos

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  22. Así se caerran las Revoluciones este siglo, por ahí...

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  23. una ovazzión señor pazzos!!!

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  24. Coño que bueno es esto. Lo mejor que he leido hoy.

    Saludos

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  25. Muy gratamente sorprendida por su talento, señor pazzos!!!!!!

    Y aunque sé que no hay huesos en tan masculina parte, duele sólo de verlo XDDDDD

    POr cierto, en los testículos hay una moneda de 50 cm de las de antes??? un caramelo chimos???

    :P

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  26. mandarina, ¡pestañas color Arco Iris! Me encanta tu Gurbi.

    sin-tagma en dos palabras: toa, toa , toa te nesesito toa toa

    nomesploraria, habrá que sumergirse en la galaxia Mutis. Sabía del gaviero de oidas pero no por Maqroll no caía. Mi burricie es inmensa.

    z... tener el 112 a mano nunca viene mal. Nunca se sabe cuando se pueden torcer las cosas.

    alberto, poco sé de cervezas pero quizás es porque el viaje le da un valor añadido a la cosa pero cuanto más tropical el país mejor me saben las cervezas. Pensé durante muchos años que no me gustaba la cerveza hasta que me di cuenta de que lo que no me gustaba era la San Miguel. Una ceerveza con Amsterdam nevado debe ser la bomba pero prefiero una cerveza de abadía en una cava de Amberes. Cuestión de gustos.

    laonza, gracias, veo como las cosas vuelven a su sitio. Funcionó el conjuro.

    detective, tu hablando de revolución, loredana de Fidel. Ayer estuvieron rondando por aquí los del Ministerio de Cultura Cubano. El post anterior hablando de armas químicas y de la red Echellon. Entre todos nos vamos a meter en un lío...

    maite, lo de las zetas está resultando una adizzión. Míratelo.

    ana r. ¿Hoy sólo has leído esto? Si no, no se explica.

    norma, ¿una moneda de dos reales? Ahora me explico porque saltaron chispas cuando me hicieron la placa de rayos X.

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