domingo, agosto 04, 2013

COSAS BUENAS PARA LEER III - El idioma de los gatos y otros cuentos de Spencer Holst

¿Harto de leer bestsellers vacíos al lado de la piscina? Por menos de 7 Euros podéis conseguir este delicioso librillo de cuentos sobre gatos. No me seáis ratas y compradlo. No os arrepentiréis. Es una joya que guardaréis entre terciopelo en vuestra biblioteca. No se lee, se cata. 



La cebra cuentista
Hubo una vez un gato de Siam que pretendía ser un león y que chapurreaba el cebraico.
Este idioma es relinchado por la raza de caballos africanos a rayas. 
He aquí lo que sucede: una cebra inocente está caminando por la jungla y por el otro lado se aproxima el gatito; ambos se encuentran.
“¡Hola! —dice el gato siamés en cebraico pronunciado a la perfección—. Realmente es un lindo día, ¿no? ¡El sol brilla, los pájaros cantan, el mundo es hoy un hermoso lugar para vivir!”
La cebra se asombra tanto de escuchar a un gato siamés que habla como una cebra, que queda en condiciones de ser maniatada.
De modo que el gatito rápidamente la ata, la asesina y arrastra los despojos mejores a su guarida.
El gato cazó cebras con éxito durante muchos meses de esta manera, saboreando filet mignon de cebra cada noche, y con los mejores cueros se hizo corbatas de moño y cinturones anchos, a la moda de los decadentes príncipes de la Antigua Corte de Siam.
Empezó a vanagloriarse ante sus amigos de ser un león y como prueba les ofrecía el hecho de que cazaba cebras.
Los delicados hocicos de las cebras les advirtieron que en realidad no había león alguno en las cercanías. Las muertes de cebras provocaron que muchas de éstas soslayaran la región. Supersticiosas, resolvieron que la selva estaba hechizada por el espíritu de un león.
Un día, la cebra cuentista deambulaba por ahí, y en su mente se cruzaban argumentos de historias para divertir a las otras cebras, cuando repentinamente sus ojos se iluminaron y exclamó: “¡Eso es! ¡Contaré la historia de un gato siamés que aprende a hablar en nuestro idioma! ¡Qué historia! ¡Esto las hará reír!”.
En este preciso momento apareció ante ella el gato siamés y le dijo: “¡Hola! ¡Qué lindo día es hoy!; ¿no es cierto?”.
La cebra cuentista no quedó en condiciones de ser atrapada al escuchar un gato que hablaba su idioma, porque había estado pensando justamente en eso.
Miró fijamente al gato y, sin saber por qué, hubo algo en su aspecto que no le gustó, de modo que le dio una coz y lo mató. 

Tal es la función del cuentista.




13 comentarios:

  1. Y la moraleja?????? :'(:'(

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  2. La cebra cuentista mola y está de rabiosa actualidad (para contar según qué cuentos hoy en día hay que estar como una cebra) pero desconfío de los gatos -siameses o no-. Dicen los optimistas que es leyenda urbana pero yo lo he visto con estos ojitos de gata en celo: si te quedas quieto más tiempo del razonable, les sale el instinto felino y comienzan a devorarte. El idioma del gato doméstico es el ñam-ñam meneando los bigotes sin remordimientos.

    No obstante, puede que lo lea. Si usted recomienda, yo atiendo. Si usted maulla, yo ronroneo.
    Besos y Whiskas.

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    1. Si los tigres dientes de sable hubieran tenido la mitad de la maldad de un gato callejero, la evolución de los homínidos no habría pasado del Australopithecus.

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  3. Perlita6/8/13

    Esopo debe de estar revolviéndose de pura envidia en su tumba.

    La moraleja es de lo mejor. Al terminar de leer, una sonrisa maliciosa se ha dibujado en mi cara. No he podido evitarlo.

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    1. Perlita, hace unas semanas me presentaron a un pintor genial con una conversación de lo más ameno. Empezamos a hablar de este libro que, pese a su ingenio, no ha tenido casi difusión. Los dos comentábamos como nos habían impactado algunos de los cuentos, hasta tal punto que él estuvo un tiempo de su estancia en EEUU tratando de localizar al autor. Es ese tipo de escritores como Slawomir Mrozek, como Bruno Traven cuyos relatos te atraen con el imán de un mito griego.

      Y tienes razón, al terminar el relato ¡¡¡Te quedas con unas ganas de repartir coces a diestro y siniestro!!!

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    2. Perlita7/8/13

      Voy a intentar hacerme con un ejemplar. Apunto los dos autores que me pasa. No los conocía, muchas gracias. A los ocho años me regalaron un libro de fábulas de Esopo, fue de los primeros que leí. Me enganchó. Ya no pude parar.

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    3. Perlita, de Bruno Traven todo el mundo conoce El Tesoro de Sierra Madre por la película con Bogart, pero el libro que me fascinó fue El barco de la Muerte.
      Yo me apunto a Esopo que es un joven narrador de la generación Nocilla, ¿no?

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  4. Pues vaya con la cuentista... Yo siempre pensé que el cuentista es el que se deja caer haciendo teatro y ahora resulta que cuentista es el que da la patada. Ya no sabe uno en qué creer...
    Saludos.

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    1. Elvis, se te nota que tienes mono de Liga, que la pretemporada se te está haciendo eterna.

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  5. Anónimo9/8/13

    ... está claro, no te puedes fiar de nadie !!! ... me pareció ver un lindo gatito (diría Piolín) jejeje!!! Xhrst.

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    1. Ese Piolín era también un pájaro de cuenta.

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  6. PORQUE EL AUTOR,EL GATO Y LA CEBRA SOON CUENTISTAS

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