miércoles, agosto 07, 2013

Un sueño. Casi una pesadilla.


Anoche soñé con el minotauro. 

Yo formaba parte de una subespecie del género humano cuya debilidad mental, cuya vulnerabilidad, mitigaba la cólera del monstruo; nos toleraba al no sentirse amenazado, no como al resto de los hombres cuya violencia, cuya soberbia, sacaban a la bestia de sus casillas. Nuestra fragilidad era nuestro escudo. La mansedumbre nuestra salvación.

Los otros hombres nos arrojaban a las galerías oscuras. Puede que el minotauro estuviera a gusto con nosotros, los infrahumanos, pero nosotros sentíamos temor no ya de su presencia, sino que tan sólo la mera posibilidad de su existencia nos aterrorizaba. 
Era sentir unos pasos lejanos, o lo que interpretábamos como el sonido acre de unos cuernos rozando contra las paredes, y se apoderaba de nosotros un frenesí desesperado; excavábamos con nuestras manos, con nuestras uñas, aquella tierra oscura que tenía una consistencia blanda y quebradiza como de carbón de Reyes, tratábamos de huir como los topos huyen del agua que inunda su madriguera. 
Las galerías de aquella mina formaban un gruyére negro y caótico donde los agujeros se entrelazaban unos con otros, se retorcían en un laberinto intrincado y sin salida diseñado por el pánico.
Los humanos, desde una empalizada que cercaba el laberinto, succionaban aquel mineral desmenuzado con una tubería tan flexible y glotona como una voraz anaconda negra.
Amasando ese polvo con nuestro miedo el rey Midas era capaz de transformar en oro todo cuanto tocaba.

12 comentarios:

  1. Porquete Vas7/8/13

    El rey Midas soñó una vez que era el Minotauro y que los hombres lo temían, por eso programaba una temporada de ópera a precios populares.

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  2. Sí, era la Ópera de los 3 centavos
    de Bertolt Brecht (Activar los subtítulos en el Youtube del enlace si hace falta)

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  3. Creo que sí, que se acerca más a pesadilla que a sueño.
    Saludos.

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    1. Elvis, puedo parecer masoquista pero suelo disfrutar más con las pesadillas que con los sueños bucólicos y pastoriles.

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  4. Yo no sueño nunca (o no recuerdo mis sueños, que para el caso es lo mismo). Y mira, viendo lo tuyo, casi que me alegro de esta tara mía....

    Un beso, Pazzos.

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    1. Novicia, soy de ese tipo de gente indeseable que no sólo recuerda los sueños, sino que, además, se empeña en contárselos a los demás.

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  5. Compartimos usted y yo un agosto de sueños incendiarios, de angustias que desvelan sin un motivo aparente a altas horas de la madrugada y dejan un regusto de incertidumbre rayana en desasosiego entre el paladar y el endocardio.
    ¿Será cosa de este intercambio nuestro de células primas?

    "Los topos huyen del agua que inunda su madriguera."
    Lo malo no es tanto tener la pesadilla como necesitar entenderla.

    Besos plácidos que endulcen su duermevela.

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    1. La rata topo desnuda (Heterocephalus glaber para los zoólogos serios o ratopín rasurado para los zoólogos amantes del cachondeíto) es un bichejo más feo que el minotauro de la foto y de un aspecto infinitamente más terrorífico. Pero el muy jodido además de vivir 29 años (lo que es mucha vida para una rata) es muy resistente al cáncer e inmune a muchas formas del dolor. De si sabe bucear contracorriente no pone nada la Wikipedia.

      Un beso más que profundo, intramolecular.

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  6. Mecantan los comentarios de Mrs. Nancy¡¡¡ Que bien sexplica ud. lady¡¡¡

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    1. ¿A qué sí? ¡¡¡Es más lista la Nancy que los ratones coloraos!!!

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    2. Gracias Novicia. Será la inspiración de Mr. Pazzos. Un beso.

      Y a usted, querido: mucho cachondeíto...

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    3. Mrs Nancy, tanto a usted como a los ratones coloraos los tengo en mi más alta consideración.

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