jueves, julio 12, 2012

Sinsentidos

La foto no es que sea mala es que es mía

La avenida que hay junto a mi casa era de doble sentido. Me gustan las cosas de doble sentido, sobre todo las frases. Un día, con motivo de unas obras, la alcaldía decidió transformar provisionalmente la avenida en una vía de un solo sentido.
No supuso un gran cambio, ni una grave molestia, tuve que modificar pequeños hábitos, alterar levemente mi ruta y mis rutinas para ir a trabajar; quizás me desviaba un poco, me retrasaba algo, una insignificancia.
En esa avenida hay una gasolinera a la que si afectó el cambio  porque perdía clientes. El propietario empezó a recoger firmas para recuperar la doble circulación. No recuerdo si firmé o no firmé aquella lista, sentía una pequeña nostalgia del antiguo orden de las cosas pero no creo que fuera suficiente para vencer mi rechazo a rubricar manifiestos.
Un cambio en la alcaldía propició que los gerentes de tráfico, para agradar a los firmantes y satisfacer alguna que otra promesa electoral, recuperaran la vieja forma de circular.
Pero un grupo de vecinos se había encariñado con la nueva dirección del tráfico y consideraban que dos carriles eran más ruidosos, peligrosos y molestos que uno sólo. Protestaron por el cambio y recogieron firmas a favor del sentido único. Aunque recogieron el doble de firmas que la gasolinera, la nueva alcaldesa no rectificó. Entonces decidieron cortar la calle, armados de bocinas y vuvuzelas que es una forma muy civilizada y coherente de protestar contra el ruido del tráfico. Como tampoco les hacían caso decidieron repetir la manifestación una o dos veces por semana. La mala fortuna quiso que una anciana, despistada y sin percatarse de que los automóviles podrían venirle de los dos lados fue arrollada por un autobús que la mató. Los vecinos unidireccionales ya tenían  una mártir para la causa. Hicieron una pancarta con la foto de la anciana, repitieron los cortes de calle y las proclamas con el megáfono. Un vecino de los bidireccionales tuvo que ser asistido en urgencias por un ataque de nervios debido al bullicio que formaban y al estress que le ocasionó cuando los manifestantes aporrearon su coche. Ingresó en el manicomio. El otro bando acababa de empatar a mártires. 
La opinión pública se indignó con tanto escándalo y al final la alcadesa tuvo que dimitir. El nuevo consistorio restauró el sentido único de Norte a Sur en la avenida.
Pero en seguida surgió una nueva plataforma, más radical en sus manifestaciones, que reclamaba el cambio de sentido, único sí, pero de Sur a Norte. Se sentaron en el asfalto y no se levantaron hasta que el Ayuntamiento alcanzó un nuevo pacto que contentase a todos. La solución salomónica consistía en circular un mes de Norte a Sur, otro al revés y un tercero en los dos sentidos. La solución, aunque justa, provocaba accidentes continuos, atascos interminables, más polución, ruído y un caos constante en el tráfico. El gasto necesario para girar los semáforos, cambiar cada mes las flechas pintadas en el suelo y las demás señales era tan astronómico que no lo compensaban ni siquiera los millares de multas por circular en dirección contraria que ponían los guardias.

Pero surgió una nueva plataforma ecologista que exigía el cierre de la gasolinera y la implantación de un carril bici que mitigara la contaminación generada. Como el Ayuntamiento no parecía atender sus peticiones decidieron radicalizar su postura arrojando un coktail Molotov contra la gasolinera que se incendió levantando una humareda tan enorme que contaminó el barrio de tal manera que ahora nos llaman Ciudad Tizón. El gasolinero salió casi ileso del atentado aunque con graves quemaduras en las manos carbonizadas. A los pocos días la bicicleta del dirigente ecologista que había lanzado el cocktail amaneció en llamas. La policía no encontró más rastro del autor de este nuevo atentado que unas extrañas huellas de carbonilla en el candado de la bici. El líder alzó el cuadro de aquella bicicleta renegrida y desvencijada ante sus seguidores exigiendo la completa peatonalización de la vía.

Ayer todas las facciones de la avenida, Norte contra Sur, dobles contra sencillos, automovilistas contra ciclistas  nos enfrentamos en una batalla para intentar poner final a aquella situación. Unos tratábamos de arrollar con el coche a los ecologistas acampados, los ecologistas se defendían con los cocktails, el gasolinero atrincherado en una garita arrojaba bombonas de butano, la policía municipal daba y recibía hostias a diestro y siniestro.

Al final parece que la batalla la ganaron los ecologistas porque por la avenida ya no circula nadie y donde antes estaba la calzada ahora hay un campo. Un campo de minas...

16 comentarios:

  1. Pazzos, a mi me gusta tu foto :)
    Y tambien soy de la opinión del doble sentido, ...:.....tiene su punto ver la vida en ambas direcciones.
    Un abrazo enorme.

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    1. montse, sé sincera, la foto no, lo que te gusta es la India.

      Pregúntale a tu madre si ya hizo la digestión del pulpo. Os echamos de menos en la cena el otro día.

      Abrazote de doble sentido y sin doble intención.

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  2. Pero lo tuyo tiene sentido y mucho...Una pregunta: si el gasolinero se había carbonizado las manos cómo podía lanzar bombonas de butano?.Parezco la Mercedes Milá

    Bueno en esa avenida de doble sentido primero tubo una martir.Cuando se quedo en carríl bici otro martir...Entonces es la avenida de los" mártires por el doble sentido".

    Pedir que se haga en ese campo un monumento a los que perecieron por el doble sentido!

    Un doble saludo Pazzos

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    1. El misterio del gasolinero lo explican en el Evangelio: Bienaventurados los mancos porque ellos harán la guerra a patadas.

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  3. Ays... ¿quién no ha vivido un episodio así en sus propias carnes?

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    1. ¡Que me vas a contar a mí, que cada vez que atravieso la barricada para ir al Mercadona me apetece soltarle cuatro hostias al que me jode la siesta con la bocinilla! ¡Qué esto no es un chiste, que yo sólo cuento casos verídicos!

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  4. Estoy aún dándole vueltas a semejante sinsentido...

    A los que joden las siestas, ya sea con barricadas, cócteles Molotov, bocinillas-vuvuzelas o cualesquiera otras mandangas, habría que matarlos.
    O en su defecto, dejarles entre 45 y 240 minutos sin sentido.

    Besos de ida.
    Hacia el norte.

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    1. Este humilde blog va siempre contracorriente. Y esta entrada puede rechinar por reaccionaria en una semana como ésta y circula en sentido contrario al sentir general. Habréis de perdonarme pero para las aves nocturnas la siesta es sagrada y llevan puteándomela varios meses. Cortar una calle merece una mejor causa que una disputa vecinal . Ayer la gente, sin banderas, sin consignas, cortó otra vez la calle y esta vez no le faltaban motivos; y los coches atascados también pitaban pero esta vez no por irritación sino coreando la protesta.
      Mucho me temo que las protestas serán tan inútiles como las medidas económicas que las provocaron.

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  5. Anónimo14/7/12

    Me ha encantado el texto. Tal vez venga bien como gran metáfora de lo que ahora acontece por estos lares.
    Y bien, creo que podría presentar mi candidatura como "martil del doble sentido", por lo poco que caigo en la cuenta o por lo que tardo en caer. Lo de las risas o sonrisas posteriores no me lo tomo a mal, si es que permiten que me sume a ellas. Saludos.

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    1. Anónimo, no pasa nada cuando se ríen de uno por no pillar un doble sentido, se jura venganza y el burlador será el burlado en la siguiente cena.
      Lo malo es cuando se inventan un doble lenguaje para reírse de uno.

      Y esto lo explica como Dios Juan José Millás en su artículo Un sindiós

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  6. Mi buen amigo de tiempos "taller de relatos" me gustan tus fotos ..pero siempre me paraba a pensar de donde sacabas tiempo e ingenio para todo lo que escribes...¡cuanto me reí con Sozzap!..Recordando momentos estupendos de nuestros encuentros de Cuentistas y tu siempre grata amistad con esta mujer que bien puede ser tu madre por edad, pero a quien tratas como una mas de tus compis...se me olvida la mala digestión del "pulpo" y espero que vuelva pronto nuestro otro compi para deleitarnos de nuevo..¡y esta vez que vaya mi yerno y mi hija para que nos inmortalice en una de sus imágenes..Besos....
    Montse (madre)

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    1. Idolatrada Emperatriz del Infanzón:

      No debe presumir de años quien puede presumir de tatuajes. No hace falta tiempo ni ingenio para escribir mal deprisa, sólo un poco de mecanografía y un mucho de desvergüenza. Para la literatura utilizo la misma técnica que para la fotografía: disparar sin enfocar y "a ver que sale". Y así sale lo que sale.

      Espero que nos juntemos un día de estos todos para brindar por la vida y por la risa. Me gustaría tener los tentáculos de ese pulpo indigesto para abrazaros a todos a la vez.

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  7. Anónimo14/7/12

    Está claro que "nunca llueve al gusto de todos", pero lo que es muy triste es que seamos tan incapaces de respetarnos, escucharnos, hablar y buscar las mejores soluciones conjuntamente. Pero somos así, egoistas, en mayor o menor medida y nos cuesta ver los puntos de vista de los demás eso nos ayudaría al menos a ser más tolerantes. Pero bueno, no estamos por la labor. Qué se le va a hacer!!

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    1. Anónimo, ¡Por Zeus que no llueva más! ¡Que vaya verano llevamos!

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  8. MANOLO LAS FIRMAS QUE RECOGIERÓN LOS DE SENTIDO UNICO FUERON 2/3 DE LOS DE LA GASOLINERA. LOS DE LAS ALGARADAS HAN MOLETADO EN LOS ULTIMOS MESES A 300 VECINOS (ENFERMOS Y BEBES INCLUIDOS)Y 3000 CONDUCTORES, SU NUMERO MULTIPLICADO POR MIL.

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    1. Airado Celedonio, bienvenido. Gracias por la precisión y por los datos pero no voy a entrar en guerras de cifras ni de firmas. El relato no era más que una fabulilla sobre como una minucia puede desembocar en una carrera armamentística. No vamos a permitir que la realidad nos estropee los cuentos, las firmas tenían que ser el doble porque así lo exigía el crescendo del relato aunque suponía tergiversar la realidad, para los que viven lejos de nuestra avenida el dato es irrelevante porque ellos no escuchan los silbatos.

      Celedonio, me tienes intrigado, aunque estoy casi seguro de que sé quien eres. Un abrazo.

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