Cuando recibí la llamada de la editorial no me lo podía creer. Me decían que habían quedado impresionados con las cosas que había publicado en Internet y estaban muy interesados en conocerme.
Me presenté con mi mejor traje, dejando un rastro de colonia a mi paso. Monté en el ascensor silbando y aunque cuando bajé estaba meditabundo,
cabizbajo y muy desilusionado tuve que reconocer que su propuesta era un buen trato. La cifra que me ofrecieron era astrónomica. Irrechazable.
Escribí la novela en pocas semanas, el plazo que me habían marcado. Muchos litros de café, pocas horas de sueño, pero había merecido la pena. Está mal que yo lo diga pero era un relato apasionante, una historia redonda y conmovedora que enganchaba desde la primera línea y se devoraba hasta la última. Un éxito asegurado.
Sé que la novela la publicarán con otro nombre, que será otro el que se llevará los halagos, el que dará las entrevistas, firmará los autógrafos, el que escogerá entre todas las entregadas admiradoras con cuál se iba a ir cada noche a la cama. Renunciar a todo eso había sido pactado de antemano. Todo eso lo entiendo perfectamente.
Lo que no acabo de entender es por qué me han citado en este almacén del puerto. Y por qué en lugar de un tipo con un cheque sólo hay un negro con una pistola.
Si el negro de la pistola se ha apiadado de ti (o lo has conseguido sobornar de alguna manera -inconfesable, sin duda-) felicidades, pazzos: un relato muy bueno
ResponderEliminarGracias, Koolau. El negro intimidaba pero su puntería dejaba mucho que desear.
EliminarPues se quedan sin la segunda parte del best seller. Mala inversión.
ResponderEliminarHR, los modernos empresarios sólo están obsesionados con el coste cero. Lo de pensar a largo plazo es una antigualla. Al negro que contrataron para liquidarme tampoco le pagaron. Se encontró también con otro negro que le ajustara las cuentas. Por cada negro al que despiden siempre hay otros mil esperando su oportunidad. Esa es su baza.
Eliminarsayonara baby
ResponderEliminarPommette, arigatô gozai-masu.
Eliminar¡ Eres Belén Esteban!!!! confiesa
ResponderEliminarbesito
Me entero por vosotros que Belén Esteban publica un libro. ¿Qué será lo siguiente? ¿Un tratado de Ontología firmado por Paquirrín?
EliminarTe hubieras cansado de conceder entrevistas y de tanto fornicio. Eso agota mucho. Dicen.
ResponderEliminarA mí que eso de fornicio siempre me sonó a "horno pequeño en el que asar castañas". ¡Que cosas!
EliminarUn buen relato, sin duda.
ResponderEliminarRealmente es la forma de ser el "negro" sin pistola, pero ya se sabe que la mejor manera de vivir de la escritura es casarse con la hija de tu editor.
Saludos.
Pitt, bienvenido. Los notarios también viven de la escritura, pero la oposición es mucho más difícil.
Eliminar... y pensar que en más de un caso funciona así, ... qué triste!!! el mundo sigue estando mal repartido. Xhrst.
ResponderEliminarXhrst, pues con lo del negro de AnaRosa yo me hecho muchas risas. De triste nada.
EliminarA mí también se me apareció un negro en un almacén.
ResponderEliminarPero en vez de pistola ...se armaba de un rifle para caza mayor ...hasta con mira telescópica.
:P
Tesa, nunca des la espalda a un negro bien armado.
EliminarAhora ya sabes porqué yo siempre escribo tonterías sin sentido...
ResponderEliminarSaludos.
Elvis, empiezo a sospechar que tú eres el dueño de la editorial.
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