VAMOS A FALTARNOS AL RESPETO USANDO EL ALFABETO COMPLETO
Los niños jugábamos en los columpios del merendero mientras las madres comadreaban en las mesas. Me acerqué por un momento a su tertulia justo en el instante en que una de ellas confesaba que su hijo había nacido con seis dedos en cada mano pero que lo habían operado para no acomplejarlo.
De vuelta a la zona de juegos yo no le quitaba el ojo a aquella mano. Contaba y recontaba los dedos, buscaba vestigios de cicatriz, rastros de muñón en la carne que asía la escalera del tobogán, que se cogía a la barra del balancín. La escudriñaba con morbosa curiosidad a la caza de algún resto del miembro fantasma.
No recuerdo cuál fue el motivo de la pelea, quizás se mosqueó con mis miradas, tal vez me regó con agua de la fuente (siempre me enfurezco cuando me salpican, es algo que no puedo soportar). El caso es que, aquel chaval y yo nos enfrentamos cara a cara, nos desafiamos en esa posición de duelo que precede al ataque, nos desafiamos con la mirada y cuando la tensión llegó al límite, abrí la boca y disparé primero.
No había usado el insulto más obvio "seisdedos" sino una palabra ajena a mi vocabulario infantil que habría escuchado en una película de vaqueros pero cuyo significado apenas alcanzaba a comprender. Lo llamé "Malnacido".
Aquella palabra fue el detonante de una reacción explosiva. Se lanzó sobre mí con toda su furia y allí tuvieron que separarnos entre madres y camareros.
El peor insulto no es el más soez sino aquel cuyos ecos, cuando retumban en el oído del otro, lo logran destruir por dentro.
Siempre tuve una especial habilidad para el insulto. Tengo siempre a mano el dardo más agudo, el más hiriente, el más preciso. No sé cómo me las apaño pero encuentro siempre el punto flaco, el talón de Aquiles y siempre acierto, por muy oculta y protegida que esté el área vulnerable, en el centro de la diana, allá donde el impacto causará más daño, dónde el daño será irreparable. Soy consciente cuando sale de mi mano (o de mi lengua) que no habrá reflejo humano que pueda esquivarlo y no hago nada por refrenarlo. Entre las 50.000 palabras posibles el cerebro siempre escoge, en milésimas de segundo, la más mordaz, la más dañina. Las neuronas la retransmiten a la velocidad de la luz y mi lengua bífida la escupe sin jamás trabarse. El veneno impacta en medio del alma, abre un boquete en mitad del pecho y, años después, la herida seguirá escociendo al menor roce del recuerdo.
En cambio, cuando se trata de pedir perdones, conciliar voluntades, desfazer los entuertos, expresar los afectos o confesar amores... por más que busque y rebusque en el diccionario, jamás encuentro la palabra justa.
Es un claro ejemplo de que, vaya usted a saber porqué, el mal siempre tiene más facilidad para brotar que el bien. Pero me niego rotundamente a intentar averiguar el porqué.
ResponderEliminarSaludos.
Elvis, negarme a tratar de averiguar por qué de tanto en tanto el mal brota en mi interior sería como admitir una derrota. No estoy dispuesto.
EliminarSí, a veces tenemos una gran habilidad para engordar conflictos. Un saludo.
ResponderEliminarToni, bienvenido. En esta casa la que tiene una gran habilidad para engordar es la jirafa. Gracias por tu comentario.
EliminarUsted nunca podrá ser diplomático, pero en el periodismo le auguro un futuro enorme.
ResponderEliminarHR, la descalificación también está muy bien vista en política.
EliminarJajajaj!! a mis hijos los amenazábamos con volver a ver la película: Bambi, recordándoles cuando a "Tambor" le dice su padre: "Si no has de agradar, te será mejor callar".
ResponderEliminarBueno, qué se le va a hacer, son cosas del caracter, hay quien no puede reprimir la rabia y se le escapa siempre por la boca. Xhrst.
Xhrst, lo malo es que yo las lisuras las derramo sin el auxilio de la rabia. Insulto desde la serenidad y la inconsciencia. Hago poco caso al padre de Tambor.
Eliminar... entonces es solo cuestión de vocabulario, a quien te conozca no le duele, y a quien le duela, pues es su problema, ...
EliminarPosiblemente no se trate de un problema de diccionarios, en ocasiones la solución se encuentra en cosas que si bien pueden parecer nimias son realmente efectivas.
ResponderEliminar*Compruebe que el congelador se encuentre bien cerrado, en ocasiones el frio que desprende cuando está abierto, nos cala hasta los huesos y el frio, es algo que se nota y mucho.
*Si la situación se trata de la palabra escrita, cubra bien sus dedos con algún guante de fibras naturales, el calorcito que estas desprenden hará que las palabras sean más cálidas.
*Si el momento delicado tiene que ver con la palabra oral, envuelva su garganta con una buena bufanda, (Si es de colores, mejor que mejor) la calidez de la prenda le permitirá que el calor de la misma se note en lo que diga y de no ser así, la tiritona también ayudara mucho.
*y por último y más importante, si no encuentra sus palabras en lo que otros escribieron o pensaron, invente las suyas propias.
Si ha de contestarme, le rogaría que antes de hacerlo, comprobase primero los anteriores puntos.
Un beso, (Tapada con una manta)
Compruebo que además de tener que corregir el PH de mi discurso para eliminar la acidez he de vigilar además la temperatura de mis palabras.
EliminarMe pongo a sus pies (Diga lo que diga, los atemperaré más y mejor que una bolsa de agua caliente).
Besos ardientes termorregulados. Ajuste a su gusto el grado de calidez de los mismos.
Jo Pazzos!! Soy de su grupo.
ResponderEliminarPerlita, ¿cuál es mi grupo? Cualquiera que sea la respuesta, estaré con usted siempre.
EliminarNo voy a negar (por lo que me toca) que usted insulta mejor que el común de los mortales, pero no me venga con cuentos... Cuando se trata de encontrar palabras de amor, también se le queda corto el diccionario.
ResponderEliminarGracias Mr. Pazzos, de la A a la ZZ.
Mrs. Nancy, nunca olvidaré el día que me descubrió esa canción de la Mala y Calle 13 y el temporal de improperios que intercambiamos a raíz de un "quítame allá esas pajas" (refrán que siempre tiendo a interpretar en sentido literal).
EliminarNo puede imaginar cuanto echo de menos sus insultos.
Besos cargados de añoranza.
Gracias a todos por pasar. Os contesto uno por uno en otro ratillo.
ResponderEliminarGracias a ti que nos escuchas. Xhrst.
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