

Me gusta, a veces, quedarme varado en el Mar de los Sargazos, o mejor aún, en el Mar de la Tranquilidad, donde mis velas aguardan que las despliegue un viento solar que nunca llega.
Me gusta flotar a la deriva entre las nieblas de la Isla de San Borondón, o de San Balandrán que tanto monta.
No reconozco más patria que Avalon y, aunque el Monte de Venus es una cumbre inalcanzable, me encanta acariciar la Cabellera de Berenice y broncearme al sol de Aldebarán. Deseo atravesar enamorado el Puente de los Suspiros.
Y sé muy bien que el lugar más triste del mundo es el Pozo de las Mujeres Muertas.
Y tú, ¿por qué Geografías te pierdes?
Cuando en la carretera,
viajando por la noche,
deslumbras a un gato
y él te devuelve,
con ojos fantasmales
la luz de tu luz
por mil multiplicada
y se detiene un instante
con la sangre goteando
de sus agudas fauces
antes de emprender
una furtiva huida;
deduces,
por su temible aspecto,
que algún crimen ocultan
sus enfundadas garras.
Si al chirriar de los frenos
se desvanece aquel espectro
súbitamente abducido
entre el parachoques y el asfalto;
por las huellas de pelos y de sangre
también deduces,
(porque es elemental querido Watson),
que ya no son siete
las vidas que le restan
y que hay más de un criminal
en esa carretera.
CRÍTICA FORENSE: Como sabe muy bien cualquiera que haya diseccionado un gato. el tapetum lucidum es el revestimiento reflectante que recubre el fondo de sus ojos y los dota de una sensibilidad extrema a la luz y su característico fulgor maligno.
Gracias a Amankay por ceder su foto. Visita http://www.flickr.com/photos/26724523@N00/ y admira su trabajo.