Me gusta, a veces, quedarme varado en el Mar de los Sargazos, o mejor aún, en el Mar de la Tranquilidad, donde mis velas aguardan que las despliegue un viento solar que nunca llega.
Me gusta flotar a la deriva entre las nieblas de la Isla de San Borondón, o de San Balandrán que tanto monta.
No reconozco más patria que Avalon y, aunque el Monte de Venus es una cumbre inalcanzable, me encanta acariciar la Cabellera de Berenice y broncearme al sol de Aldebarán. Deseo atravesar enamorado el Puente de los Suspiros.
Y sé muy bien que el lugar más triste del mundo es el Pozo de las Mujeres Muertas.
Y tú, ¿por qué Geografías te pierdes?
vivo cerca del océano
ResponderEliminary durante la noche
buceo en él
hasta el fondo
por debajo de todas las corrientes
y suelto mi ancla
aquí es donde me quedaré
éste es mi hogar
Ahora mismo... por el monte del olvido.
ResponderEliminarPor desgracia para mi, no tienen comparación con estas en las que tú te pierdes.
ResponderEliminarMe gusta perderme para tener ocasión de encotnrarme de nuevo, aunque para ello tenga que vagar un tiempo a la deriva por ninguna parte...
¡ay Manuel! cuanto más te leo, más me doy cuenta de mis limitaciones y mi simpleza.Yo me paseo por caminos solitarios y sin asfalto, me recuesto en el viejo y protejido roble, nado en el verdor de las praderas ajenas y lloro bajo el sol del infanzón para disimular mi angustiosa soledad.
ResponderEliminarAsi digo, ¡que sol tan fuerte! y me pongo gafas oscuras!para no ver claro mi pequeñez.
Tu compi.
Me gustan los sitios por donde te acomodas y disfrutas, pero me quedo de momento en mi ventana...
ResponderEliminaruna ventana que está en la luna, digo de momento...porque nunca se sabe... Sigue allí para contárnoslo, te aseguro que me encantará escucharte.
Desde que viví en La Isla de Idle no he podido encontrar un lugar mejor.
ResponderEliminarYo apuesto por mi geografía íntima, claro. Por proximidad geográfica, la isla de San Borondón es uno de mis mitos. Hace poco publicaron un libro fantástico sobre una expedición que supuestamente se perdió allí en el siglo XIX...Sobrecogedor libro
ResponderEliminarLos de tierra adentro nos perdemos entre humedales y riberas, entre encinas y robles, entre campos de barbecho y otros recién sembrados... Así nos quedamos varados, en un mar de ocres hasta que llegue la primavera.
ResponderEliminarDescubrirte a través del blog de gaia ha sido un placer.
Puestos a perdernos, Pazzos, no me importaría por donde tú nos indicas...
ResponderEliminarSofia,
ResponderEliminarLa peor de las tormentas, desde el fondo, es un suave vaivén que nos acuna.
Completamente de acuerdo contigo.
lunarroja, buen sitio ese monte, pero mira al valle.
isthar, me alegro de que tus derivas te hallan arrastrado hasta aquí. ¿Me explicarás algún día como mi cursor se transforma en una estrella al deslizarse por tu blog? Me fascina.
emperatriz, tu ríncón es un plácido imperio.
mariadolcas, una ventana en la luna, ¡menudas vistas!
jlc, podrías darnos la longitud y latitud de la isla de Idle para emprender rumbo hacia allí.
detective, ya sabía yo que la isla errante te agradaría especialmente.
ps buen lugar para perderse esa patria tuya de panes y soles. Gracias una vez más por colgar el discurso de Auster
pies a mí me gustaría perderme en el laberinto de un museo contigo de Ariadna.
Desde luego perderme por el Mar de los Sargazos me atrae aunque también llevar al borde de Fisterra y llegar al Cabo Norte... y en realidad es que perderme es lo que me atrae siempre.
ResponderEliminarP/D: El pozo de las mujeres muertas en otoño tiene dorados envidiables.
Gaia, que maga eres, barajé por un tiempo también incluir el Finisterre y el Cabo Norte. Pero al final hubiera sido una lista interminable de topónimos.
ResponderEliminarEn cuestión de paisajes, siempre me rindo ante tu mayor conocimiento. Me dejé llevar por la música del nombre de ese pozo y de ese otro pozo de tormentas que tú también conoces.