¿JACOBEO O JACOBINO?
Las dos risueñas hermanas me condujeron a través de un luminoso claustro. Me mostraron, con legítimo orgullo, una modesta celda de paredes enjabelgadas donde veneraban el cuerpecillo incorrupto de la que había sido durante casi 80 años la repostera del convento.
La monja, menuda y leve como un suspiro, reposaba, (se podría decir levitaba) sobre un mantel adornado con unos ribetes tan finamente calados que semejaban una blonda, y tan almidonados que se dirían hechos de oblea.
Me sorprendieron sus manos blancas de harina. Durante décadas aquellas manos habían amasado pestiños, rosquillas, polvorones, perronillas, mazapán, alfajores, yemas, mantecados, turrones. Habían batido cremas, natas, espumas y mieles, merengues. Habían molido piñones, pistachos de Alepo, anacardos, granos de anís, semillas de sésamo y ajonjolí. Habían rallado chocolate belga, corteza de lima y limón, regaliz. Habían espolvoreado azúcar glasé, vainilla, canela. Aquellas manos se habían impregnado de aromas de caramelo, de naranja amarga, de confitura de arándanos, de menta negra, hierbabuena, clavo, cilantro, cardamomo y de las mil especias que les enviaban al convento desde las misiones y que ni siquiera tienen nombre.
Cuando nos marchamos dejé salir primero a las monjitas. No pude evitar la tentación de quebrarle un dedo a la momia y llevármelo a la boca.
Gran loa a las manos de la monja pastelera, convertida a la "postre" en pastel. Me ha gustado mucho, casi tanto como una nuez moscada! un saludo!
ResponderEliminarManolo,aunque este relato es más propio de "Manolito", se me hizo la boca agua con tantas viandas ricas.
ResponderEliminarHasta el final que corrí a depositarla en la taza de mi wat...
¡por si el dedo no se habia caramelizado!
¡¡SANTINA!!
LA DEL iNFANZÓN, QUE DUDA CON ESTO SI IR DE CENA CONTIGO.
Estupendo... jajjaja, la frase final da el toque final de aroma de esencia al relato.
ResponderEliminarPinrelillos:
ResponderEliminarLo tuyo si que es canela en rama. (Si me he tomado demasiadas confianzas con tu nick házmelo saber y no se repetirá)
Emperatriz del Infanzón:
No se me pase de delicada que yo sé muy bien como se defiende ante una buena mesa. Y además, un "pellizco" de monja nunca hizo daño a nadie.
gaia:
Espero acercarme a disfrutar de una de vuestras noches de poesía en el Jardín Botánico.
Un saludo.